Al intervenir en los actos centrales por el tercer aniversario de aquellos acontecimientos, el mandatario regional destacó el rol de las fuerzas populares y movimientos sociales, junto a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en la derrota del intento de agresión organizado por la extrema derecha venezolana con apoyo de Colombia y Estados Unidos.
Bernal aseguró que ese triunfo constituyó el germen de la consolidación de la paz en esta nación suramericana y demostró la unidad, dignidad y lealtad del pueblo y sus organismos de seguridad.
Por su parte, Jehyson Guzmán, actual gobernador del estado de Mérida y participante de aquella gesta, recordó a los fallecidos líderes socialista Darío Vivas y Aristóbulo Istúriz, también protagonista de esa acción en defensa de la soberanía nacional.
Guzmán recordó la responsabilidad de Washington, Bogotá, la Organización de Estados Americanos (OEA), en la preparación del intento de agresión bajo la falsa bandera de la ayuda humanitaria, mediante la cual se pretendía derogar al Gobierno de Nicolás Maduro, objetivo frustrado por el pueblo venezolano, afirmó.
Guzmán enfatizó, que de la misma forma que vencieron ese día, resistirán todos los ataques; “no podrán, porque no han comprendido que nuestros líderes no son una figura, son todo un pueblo armado para defender su dignidad”, aseveró.
El 23 de febrero de 2019, a un mes de la autoproclamación del diputado Juan Guaidó como mandatario encargado de Venezuela, con respaldo inmediato de Estados Unidos y sus aliados internacionales, los sectores más radicales de la oposición generaron graves focos de violencia en el occidental estado de Táchira.
La entrega de la supuesta asistencia humanitaria, acopiada en la localidad fronteriza colombiana de Cúcuta, fue denunciada por las autoridades de Caracas como una pantalla para encubrir una intervención militar en territorio venezolano.
El Ejecutivo bolivariano denunció entonces la complicidad del Ejército y los cuerpos policiales de Colombia, al descuidar el control de su lado de la frontera, además de responsabilizar de los focos de violencia al mandatario del vecino país, Iván Duque, y al autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó.
Al calor de aquellos acontecimientos, el Gobierno de Venezuela decidió romper relaciones diplomáticas con la nación neogranadina, en vistas de “los sistemáticos actos de agresión bajo la tutela de Estados Unidos”, de acuerdo a un comunicado de la Cancillería.
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