Evacuación de residentes en áreas de peligro, creación de campos de acogida y aconsejar la protección de bienes fueron algunas de las medidas adoptadas para minimizar los daños humanos y materiales causados por los efectos del fenómeno climático, informó la Oficina Nacional de Gestión de Riesgos y Desastres.
Emnati, el cuarto ciclón en azotar Madagascar en un mes, tocó tierra el pasado 23 de febrero por la ciudad oriental de Manakara con vientos de entre 150 y 200 kilómetros por hora y salió el mismo día por la noche, según precisiones de medios especializados.
A principios de este mes el huracán Batsirai penetró por la misma zona de este país africano del océano Índico con vientos de 135 kilómetros por hora y ráfagas de hasta 190, causó 20 muertes y provocó entre 55 mil y 150 mil damnificados, según datos divergentes de las fuentes oficiales y de la Oficina de la ONU para Asuntos Humanitarios.
Sin embargo, para la región de Anosy (sureste), en la que residen alrededor de un millón 300 mil personas, las lluvias provocadas por el tránsito de Emnati, ha sido una bendición tras cuatro años de una sequía que agostó los cultivos y puso la zona al borde de la hambruna.
La crisis por la escasez de precipitaciones obligó al Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas a distribuir en la zona durante los últimos meses unas 400 toneladas de semillas para paliar la situación.
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