La víspera, el presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, pidió a Estados Unidos y al resto de los miembros de la Organización del Atlántico Norte (OTAN) prohibir los vuelos sobre ese país de Europa del este para impedir las incursiones de la aviación militar rusa.
En declaraciones a la prensa desde la embajada de Reino Unido en Polonia, Johnson aclaró, sin embargo, que la medida los llevaría a tener que entrar en combate directo con Rusia, y eso es algo, dijo, que no podemos ni pensamos hacer.
De acuerdo con el gobernante conservador británico, las consecuencias de un acto de ese tipo serían muy difíciles de controlar.
Rusia lanzó el pasado 24 de febrero lo que calificó de operación militar especial en la región autónoma ucraniana de Donbass, luego que las autoridades de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk solicitaran ayuda para repeler la agresión de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó que el objetivo de la operación es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio por parte de Kiev durante los últimos ocho años y desmilitarizar Ucrania, cuyo Gobierno solicitó la membresía de la alianza militar noratlántica.
Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Europea y el resto de los aliados de la OTAN de inmediato acusaron a Putin de invadir al país vecino, e implementaron sanciones económicas y financieras contra los máximos representantes del Estado y el Gobierno de Rusia, y contra empresarios, bancos, aerolíneas y barcos de ese país.
Al respecto, Johnson, quien viajó este martes a Polonia y Estonia para abordar la situación en Ucrania y visitar a las tropas británicas acantonadas en la base militar de Tapa, próxima a la frontera estonio-rusa, dijo que Occidente está preparado para una crisis prolongada.
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