Según apuntó, la interrupción de los servicios prenatales y la falta de acceso a la atención rápida provocaron un aumento del número de muertes en las gestantes de la región de las Américas.
En Estados Unidos, añadió, se registró un gran aumento de la tasa de mortalidad en este segmento a partir de agosto del 2021, cuando la variante Delta se había convertido en la principal, con el mayor número de casos reportado en hispanas y blancas no hispanas.
Reveló que durante los últimos dos años más de 365 mil casos de la enfermedad fueron reportados en gestantes y se reportaron más de tres mil decesos.
De acuerdo con una investigación del organismo sobre las muertes causadas por el SARS-CoV-2 entre embarazadas en ocho países de la región, una de cada tres de las pacientes necesitadas de atención no accedió a tiempo a ese servicio. Más del 90 por ciento de las 447 involucradas del estudio ya experimentaban síntomas potencialmente mortales cuando ingresaron al hospital, casi 77 por ciento dio a luz a sus bebés de forma prematura, y cerca de seis de cada 10 de esos niños nacieron con bajo peso, ilustró el estudio.
Llamó entonces a priorizar la atención a este grupo poblacional para garantizar que estén protegidas de los efectos más perjudiciales de la pandemia.
Necesitamos programas que se centren en los grupos más vulnerables, como las mujeres pertenecientes a minorías, quienes muy a menudo son dejadas atrás, dijo.
Aunque la mayoría de los países de la región de las Américas recomienda la vacunación antiCovid-19 en mujeres embarazadas, la aceptación de las inmunógenos aún es muy baja, reconoció la fuente.
En su alocución, la funcionaria remarcó que el sexo femenino resultó afectado de manera desproporcionada por el impacto de la pandemia.
Muchas asumieron más un papel prioritario como cuidadoras en la casa y tienen dificultades para reanudar su carrera profesional, al tiempo que la violencia contra ellas también aumentó durante las cuarentenas y cierres de actividades, afirmó Etienne.
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