Aqsha Erlangga, un portavoz militar en la zona, dijo en un comunicado que los grupos armados habían abatido a tiros a las ocho personas en la torre en el distrito de Puncak, y que un trabajador sobrevivió.
El ataque es uno de los más mortíferos de los últimos años en Papua, un área rica en recursos que sufre el conflicto separatista de manera intermitente desde que se incorporó a Indonesia en 1969.
En tanto, Sebby Sambom, portavoz del Movimiento Papúa Libre (OPM, siglas en indonesio), reconoció en un comunicado que algunos de sus miembros fueron responsables del ataque y que se habían emitido advertencias previas a los civiles para que abandonaran un área considerada por ellos zona de guerra.
Los baleados eran miembros del ejército y la policía, aseguró.
Por su parte, Ahmad Mustofa Kamal, un portavoz de la policía en Papua, declaró que según investigaciones preliminares, cinco grupos armados estaban detrás del incidente.
En diciembre de 2018, el ala militar del OPM se atribuyó la responsabilidad de matar al menos a 16 trabajadores de la construcción y a un soldado que cimentaban una carretera en el distrito de Nduga.
Expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas pidieron esta semana a Indonesia que lleve a cabo una investigación independiente sobre los informes de «abusos impactantes» contra los indígenas papúes, incluidos asesinatos y desplazamientos forzados.
Sin embargo, el gobierno de Yakarta rechazó la llamada y dijo que la nación del sudeste asiático ya desestimó con anterioridad esas acusaciones.
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