En Londres, los manifestantes convocados por la coalición Stop the War se congregaron frente a la sede de la cadena BBC para luego marchar hasta la Plaza Trafalgar, en el centro de esta capital.
Si se puede lograr un cese del fuego para sacar a los refugiados, también se puede lograr un cese del fuego para detener la guerra, aseveró el exlíder del Partido Laborista británico Jeremy Corbyn desde una tribuna improvisada en el lugar.
Corbyn también exhortó al gobierno del Reino Unido a dar a los refugiados del conflicto en Yemen la misma acogida que ahora ofrece a las personas desplazadas en Ucrania, al tiempo que llamó a redoblar la lucha por el desarme nuclear.
La secretaria general de la Campaña por el Desarme Nuclear, Kate Hudson, también alertó sobre el peligro de una escalada del conflicto en Europa del Este, al recordar que Rusia y los países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) pondría poseen en conjunto más de 12 mil ojivas nucleares.
El periodista de origen pakistaní Tariq Ali abogó, por su parte, por un acuerdo entre Moscú y Kiev que ponga fin a los enfrentamientos, mientras que Lindsey German, fundadora de Stop the War, pidió la retirada de las tropas rusas y se solidarizó con los pacifistas de ese país.
Rusia lanzó el pasado 24 de febrero lo que el presidente Putin calificó como una operación militar especial en la región autónoma ucraniana de Donbass, después que las autoridades de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk le solicitaran ayuda para repeler la agresión de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
Putin afirmó que el objetivo de la operación es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio por parte de Kiev durante los últimos ocho años y desmilitarizar Ucrania.
El Reino Unido, Estados Unidos, la Unión Europea y el resto de los aliados de la OTAN de inmediato acusaron a Putin de lanzar una invasión en gran escala contra el país vecino, e implementaron sanciones económicas y financieras contra los máximos representantes del Estado y el Gobierno rusos, y contra empresarios, bancos, aerolíneas y barcos de ese país.
Las potencias occidentales también incrementaron en los últimos días la entrega de armas a Kiev y desplegaron más tropas en los países miembros de la alianza militar cercanos a Rusia.
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