Mientras Estados Unidos y Canadá dejaron de comprar el combustible de la nación euroasiática, la jefa de la diplomacia explicó que su país no puede seguir su ejemplo.
La situación de Berlín es diferente, pues no producimos mucho petróleo y un tercio del combustible procede de Rusia, argumentó Baerbock.
Si las detenemos ahora, dentro de unos días no podremos transportarnos, agregó.
La medida se produce después de que países occidentales adoptaran una serie de sanciones contra Rusia, en respuesta a su operación militar en Ucrania.
Por su parte, el viceprimer ministro de Rusia Alexánder Nóvak pronosticó la pasada jornada que el rechazo al petróleo ruso «tendrá consecuencias catastróficas para el mercado mundial».
Un aumento en los precios será impredecible: más de 300 dólares por barril, si no más, aseguró.
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