Un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, notó anormalidades en el tejido cerebral al comprobar la existencia de menos sustancia en las regiones relacionadas con el olfato y la memoria.
Para el estudio, se analizaron los resultados de un primer escáner cerebral de 401 pacientes antes del contagio con el SARS-CoV-2, y de un segundo tras haber contraído la enfermedad entre marzo de 2020 y abril de 2021.
Al momento de su participación en la indagación, estas personas tenían entre cuatro y cinco meses de haber rebasado el padecimiento, y el 96 por ciento de ellos refirió haber tenido síntomas leves.
Luego, los científicos contrastaron los hallazgos de este grupo con las imágenes de 384 individuos no infectados con similares rango de edad, nivel socioeconómico y factores de riesgo como la presión arterial y la obesidad.
Constataron entonces cómo los pacientes infectados por el nuevo coronavirus perdieron entre un 0,2 y un dos por ciento adicional de tejido cerebral, en comparación con los que no habían sido contagiados.
Al tomar en cuenta que debido al envejecimiento se considera normal la pérdida de entre un 0,2 y un 0,3 por ciento de materia gris cada año, los investigadores pudieron establecer un rango preciso de los perjuicios del virus.
Los afectados mostraron además un mayor declive en sus capacidades mentales para realizar tareas complejas, y este empeoramiento estaba en parte relacionado con estas anomalías cerebrales, indicó la autora principal del estudio, Gwenaelle Douaud.
«Debemos tener en cuenta que el cerebro es realmente plástico, con eso queremos decir que puede curarse a sí mismo, por lo que hay una gran posibilidad de que, con el tiempo, los efectos nocivos de la infección desaparezcan», señaló la experta.
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