Según los datos, unos 26 mil ciudadanos rusos, ucranianos y de otros países llegaron a esta nación euroasiática a través de los puestos de control en las regiones de Bélgorod, Briansk, Kursk y la República de Crimea.
Rusia inició el pasado 24 de febrero una operación militar en Ucrania, luego que los jefes de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk (RPD) y Lugansk (RPL) le solicitaran ayuda para repeler el aumento de la agresión de Kiev.
Antes, Moscú reconoció la independencia y soberanía de ambos territorios y firmó tratados de amistad, cooperación y asistencia mutua con sus líderes, los cuales incluyeron el establecimiento de relaciones diplomáticas y la ayuda militar.
El presidente ruso, Vladimir Putin, en un discurso para informar sobre el inicio de la operación, afirmó que el objetivo es proteger a la población de Donbass de los abusos y el genocidio por parte de Kiev durante los últimos ocho años y “desmilitarizar” Ucrania.
Asimismo, instó a los militares ucranianos a deponer las armas y advirtió a la comunidad internacional sobre la posibilidad de una respuesta inmediata en caso de intentos de intervención externa en el conflicto.
Putin manifestó que Rusia no planea ocupar los territorios ucranianos, sino defender el derecho de sus pueblos a la autodeterminación.
El Ministerio de Defensa ruso ha reiterado que los ataques no están dirigidos a la población ni a las ciudades ucranianas, sino contra sus objetivos e infraestructuras militares.
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