En una editorial, la publicación de izquierda Observatorio de la crisis resaltó que, para entender los orígenes del conflicto y la entrada de Rusia en la contienda ucraniana, es necesario conocer el rol que ha jugado Washington en esa historia.
Desde el fin de la anterior Guerra Fría, la Casa Blanca delineó como doctrina geopolítica impedir la aparición de cualquier futuro potencial competidor global, informó la editorial.
El subsecretario de Defensa del presidente George H. W. Bush (1989-1993), Paul Wolfowitz, aseguró después de la caída del campo socialista a finales de los años 80 que, como Rusia seguirá teniendo un fuerte poder militar en Eurasia, era necesario debilitar su posición geopolítica de forma permanente e irrevocable.
Debemos hacer esto antes de que este en condiciones de recuperarse, agregó, y tenemos que atraer a la órbita occidental a todos los estados que la rodean y que anteriormente fueron parte de la Unión Soviética. Y así fue ocurriendo con el paso del tiempo.
Las tensiones entre el Kremlin y Ucrania escalaron hace ocho años, en el 2014, cuando Estados Unidos planificó un golpe de estado en Ucrania para derrocar al expresidente Víctor Yanukovich.
El golpe apoyado por la Casa Blanca de Barack Obama (2009-2017) fue en parte protagonizado por un movimiento neo-nazi, herencia de la Ucrania fascista de la segunda guerra mundial.
Según Observatorio, el control de Ucrania por la derecha ultra-nacionalista y la rusofobia delirante llevo a una brutal represión en la ciudad de Odessa, donde más de cuarenta personas fueron quemadas vivas después del derrocamiento de Yanukovich.
Hoy día, los herederos del movimiento neo-nazi conforman el Batallón Azov, que integran el ejercito ucraniano, “rearmado hasta los dientes por el Pentágono”, añadió la editorial.
Desde el 2014, los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) fueron incrementando su despliegue militar en las fronteras de Rusia y Belarus y llegó a su punto más alto a inicios del 2022, en medio de las constantes amenazas de Washington contra Moscú por la crisis de Ucrania.
Por lo que se sabe, explicó la revista, los misiles de la OTAN ubicados en Polonia, Rumania y Europa Central apuntan directo a Moscú y sus tropas se concentran en Estonia, Lituania, Letonia, Polonia y Rumanía.
Cerca de 14 mil personas de habla rusa han sido asesinadas y 2,5 millones se han refugiado en el gigante euroasiático desde el 2014.
Según Observatorio de la Crisis, en febrero de 2022, más de 130 mil soldados de las tropas de asalto ucranianas rodearon a Lugansk y a Donetsk, en la región de Donbass, rompiendo así los Acuerdos de Minsk para poner fin a la guerra civil.
Todo conflicto bélico es siempre un crimen contra la humanidad y con la amenaza de un holocausto nuclear, la Nueva Guerra Fría está poniendo en peligro a la humanidad. La mejor forma de frenar la catástrofe es darle una oportunidad a la paz, comentó la revista y aseguró que, para lograrla, hay que encontrar soluciones que garanticen la seguridad de todas las partes en la guerra civil ucraniana.
“No olvidemos que la guerra es un mal endémico del sistema capitalista, y que sólo el regreso al socialismo tanto de Ucrania como en Rusia podrá ofrecer una solución duradera”, concluyó el Observatorio de la Crisis.
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