Esta semana, el Ministerio de Defensa ruso declaró que cuenta con pruebas sobre la existencia de una red de más de 30 laboratorios biológicos al servicio de la Agencia de Reducción de Amenazas, del Departamento de Defensa estadounidense.
A su vez, reveló que Washington dedicó 200 millones de dólares para el financiamiento de esos centros, donde, entre otras investigaciones se desarrollan experimentos con el coronavirus de murciélagos.
La portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores ruso, María Zajárova, exigió a ese país aclarar qué actividad se estaba llevando a cabo en los laboratorios biológicos en Ucrania financiados por el Departamento de Defensa estadounidense.
Estados Unidos tiene que darle explicaciones al mundo sobre sus laboratorios biológicos en Ucrania, cuya existencia fue admitida por la subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, subrayó.
“Se confirmaron nuestras preocupaciones que hemos expresado repetidamente desde hace tiempo, y no durante un año, respecto al desarrollo por Estados Unidos en territorio de Ucrania de materiales biológicos de uso militar”, afirmó Zajárova.
El jefe de las Fuerzas de Defensa de Radiación, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov, declaró que su país “ha prestado atención repetidamente a los programas militares y biológicos implementados por el Pentágono en el espacio exsoviético”. Informó que el 24 de febrero, con el inicio de la operación militar rusa, estos centros recibieron una orden del Ministerio de Salud de Ucrania para destruir completamente los bioagentes en los laboratorios.
Apuntó que la orden fue destruir de forma irreparable de las colecciones, ya que es presumible que lo necesario para continuar con la implementación del programa biológico militar ya fue retirado del territorio ucraniano.
Amplió que entre las prioridades de estos laboratorios está el monitoreo de la situación biológica en las presumibles áreas de despliegue de contingentes militares de los Estados miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Según el jefe militar, otra es la recolección y exportación a Estados Unidos de cepas de microorganismos peligrosos. La tercera dirección de trabajo es la investigación sobre el estudio de posibles agentes de armas biológicas, específicas de la región, que tienen focos naturales y pueden transmitirse al hombre.
Detalló que según el análisis de las muestras destruidas, los biolaboratorios en la ciudad ucraniana de Lvov trabajaron con patógenos de la peste, el ántrax y la brucelosis, mientras los centros en Járkov y Poltava investigaban los patógenos de difteria, salmonelosis y disentería.
“La nomenclatura y el exceso de biopatógenos atestiguan el trabajo realizado en el marco de los programas biológicos militares”, significó.
En su opinión, los representantes del Pentágono estaban claros de que si estas colecciones caían en manos de expertos rusos, se confirmaría el hecho de que Ucrania y Estados Unidos han estado violando la Convención sobre la Prohibición del Desarrollo, Producción y Almacenamiento de Armas Bacteriológicas y Toxínicas.
jcm/mml