Según publicó el diario The Hill, el control de Arabia Saudita sobre las reservas estratégicas del carburante puede obligar a la Casa Blanca a reevaluar su estrategia hacia ese país.
Sobre todo ante la proximidad de las elecciones de mitad de mandato de noviembre, la administración demócrata tiene la urgencia de proporcionar cierto alivio a los consumidores-votantes abrumados aquí por la inflación y los altos precios de la gasolina.
Tras asumir la presidencia, Biden replanteó la relación con ese país del Medio Oriente como algo pragmático, centrado en los intereses de seguridad compartidos y en las necesidades energéticas, al tiempo que señaló su preocupación por el historial de derechos humanos del reino, indicó el rotativo.
Esto supuso –añadió el periódico- un brusco cambio respecto a los tratos personales y excesivamente amistosos de la administración de Donald Trump (2017-2021) con Riad y el apoyo a la ofensiva liderada por Arabia Saudita en la devastadora guerra contra Yemen.
El príncipe heredero saudita, Mohammed bin Salman, supuestamente rechazó una llamada de Biden en busca del acercamiento en los primeros días del inicio de la operación militar especial de Rusia en Ucrania.
En una reciente entrevista publicada por la revista The Atlantic, Bin Salman, a quien la inteligencia estadounidense achacó el complot para el asesinato en Turquía del periodista saudita Jamal Khashoggi en octubre de 2018, afirmó que «simplemente» no le importa lo que Biden piense de él.
En ese sentido sugirió que el distanciamiento de Estados Unidos de la monarquía saudita solo perjudicaría al mandatario.
La subida del costo de la gasolina en el actual escenario mundial colocó a Arabia Saudita y a los Emiratos Árabes Unidos (EAU) en posiciones estratégicas de poder como miembros de la OPEP+, la principal agrupación de naciones productoras de petróleo.
Ambos pueden poner más crudo en juego porque tienen capacidad sobrante, en opinión de observadores.
Pero Riad y Abu Dhabi se resisten a incrementar la oferta, en el contexto de los acuerdos alcanzados con Rusia para fortalecer sus propias economías, advirtió Hussein Ibish, académico del Instituto de los Estados Árabes del Golfo en Washington.
Altos funcionarios estadounidenses visitaron por última vez Riad el 17 de febrero (días antes del comienzo de la operación militar especial rusa), con el objetivo de lograr de Arabia Saudita una respuesta positiva.
Odio el hecho de que tengamos que pedir a los saudíes que produzcan más petróleo, dijo a los periodistas el representante Tom Malinowski (demócrata de Nueva Jersey), citado por The Hill.
Entretanto, los republicanos y algunos funcionarios de Biden también presionan para que se realicen más perforaciones en Estados Unidos.
«Estamos en pie de guerra, nos encontramos en una situación de emergencia y tenemos que aumentar responsablemente la oferta a corto plazo», advirtió la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, en una conferencia del sector este mes.
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