Durante toda la pandemia de Covid-19, la nación oceánica aplicó una estricta política de contención con cierre de fronteras y fuertes restricciones ante cualquier brote para mantener al virus alejado.
El país experimenta una ola de infecciones por la variante Ómicron del coronavirus, con 21 mil el martes, pero sin apreciarse un aumento de casos graves ni muertes.
La capacidad inmunológica adquirida por los cuidadanos ante el virus y las constantes protestas de los neozelandeses, llevaron a cambiar la estrategia sanitaria del Estado y también a avanzar en cuanto a la reapertura de las fronteras.
Ardern expresó en conferencia de prensa que el próximo viernes se retirarán las limitaciones para la celebración de conciertos y eventos deportivos sin restricción de capacidad.
Este no es el fin, pero de muchas formas es un nuevo comienzo, indicó la gobernante.
También se eliminará el uso de los pasaportes de vacunación a partir del 4 de abril y se descartará el mandato que obligaba a los trabajadores a estar inmunizados para no ser despedidos.
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