Acompañado por su canciller, José Manuel Albares, el jefe del Ejecutivo de Madrid tomará parte en la reunión del Consejo extraordinario de la OTAN, en la sede de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en la capital belga.
Sánchez juega un papel muy activo en Europa en la coordinación de estrategias y acciones relacionadas con la operación militar de Rusia en Ucrania, y también en la adopción de sanciones contra Moscú.
El gobernante participará además en la sesión de trabajo del Consejo Europeo, un encuentro que buscará alternativas y soluciones ante la crisis energética desatada al cerrarse prácticamente todos los nexos de cooperación con Rusia.
Desde hace varios meses España sufre un alza sin precedentes de los precios de la electricidad, con un efecto boomerang que se refleja en todos los productos de consumo.
En lo interno, Sánchez deja a un país sumido en huelgas y protestas, que arrancaron con los transportistas de carretera y ya abarcan casi todos los sectores, ante el enfado por la subida del costo de la vida en todos los renglones.
De otro lado, el Gobierno anunció el pasado viernes un acuerdo con Marruecos marcando un cambio de postura, en contravía de la iniciativa de Naciones Unidas de permitir un referendo para la autodeterminación del pueblo del Sáhara Occidental.
Un problema particularmente sensible ante el respaldo que históricamente le ha dado Madrid al Frente Polisario y que dispara las alarmas.
Argelia, mayor suministrador de gas a España, es precisamente el principal soporte de los saharauis.
La tensa situación no vislumbra soluciones satisfactorias para todas las partes, aunque tal vez se logre un arreglo hacia el fin de semana, con una inyección prometida por la Moncloa de 500 millones de euros destinados a apuntalar a los sectores afectados, encabezados por los transportistas.
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