No obstante, esa transformación está lejos de ponerse en marcha y cualquier cosa que no sea una acción radical en los próximos años disminuirá o incluso eliminará las posibilidades de cumplir con los acuerdos climáticos, precisó en su último informe.
El director general de Irena, Francesco La Camera, apuntó que hoy los gobiernos se enfrentan a múltiples desafíos de seguridad energética, recuperación económica y asequibilidad de las facturas de energía para los hogares y las empresas, por lo que muchas respuestas están en transición acelerada.
Pero al mismo tiempo, significó, es una opción política poner en marcha estrategias que cumplan con el Acuerdo de París y la Agenda de Desarrollo Sostenible, de ahí que invertir en una nueva infraestructura de combustibles fósiles solo bloqueará prácticas antieconómicas, perpetuará los riesgos existentes y aumentará las amenazas del cambio climático.
Agregó que los acontecimientos recientes demostraron claramente que los altos precios de esos recursos pueden resultar en pobreza energética y pérdida de competitividad industrial, en tanto el 80 por ciento de la población mundial vive en países que son importadores netos de carbón, petróleo y gas natural.
Por el contrario, afirmó el informe de Irena, las energías renovables están disponibles como una forma de salir de la dependencia de las importaciones y desacoplar las economías de los costos de los combustibles fósiles, al tiempo que impulsan el crecimiento económico y los nuevos empleos.
Irena prevé inversiones de 5,7 mil millones de dólares anuales hasta 2030, además de siete mil millones de dólares para reacondicionar los activos varados de esas fuentes energéticas.
Como consecuencia de esta inversión, se crearán 85 millones de empleos en todo el mundo hasta ese año, una cifra que compensaría los 12 millones de puestos que se perderán en las industrias de los combustibles fósiles, además de mayores beneficios en la senda de la transición energética que en el negocio convencional.
Por esa vía, las renovables crecerán de forma masiva en todos los sectores, pasando del 14 por ciento de la energía total actual hasta alrededor del 40 por ciento en 2030.
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