En declaraciones exclusivas a Prensa Latina, el Oficial de Políticas para Pueblos Indígenas e Inclusión Social de la FAO, Mauricio Mireles, precisó que a pesar del importante rol que cumplen como guardianes de los conocimientos ancestrales y reservas naturales de la región, los pueblos originarios presentan los más altos niveles de pobreza y pobreza extrema.
Mireles, que asiste en esta capital a un Congreso sobre Bosques y Paisajes Sostenibles, señaló que la proporción de familias indígenas en condiciones de pobreza (43 por ciento) es dos veces la de los no indígenas; mientras que la relación es 2,7 veces superior en el caso de quienes viven en pobreza extrema (24 por ciento), según datos del Banco Mundial.
De otra parte, el experto comentó que la proporción de moradores de esos pueblos sin acceso adecuado al agua potable es hasta tres veces más elevada que el resto de la población. Acerca del empleo, los resultados de diversos estudios en la región constatan que el tipo de ocupación al que acceden los indígenas tiende a ser más precario, informal, sin acceso a la protección social y sin prestaciones laborales.
Pese a este panorama adverso, los originarios han mantenido sus sistemas agroalimentarios vivos, y con altos niveles de autosuficiencia, ya que en muchos de estos pueblos producen y consumen más de un 50 por ciento de todos los rubros dentro de su propio territorio, demostrando así grandes niveles de autonomía y resiliencia, destacó.
A juicio de Mireles, las vulneraciones que enfrentan esas comunidades ancestrales son derivadas de la marginalización y desigualdades históricas, las cuales están cristalizadas en condiciones económicas y políticas que dificultan el ejercicio de sus derechos sociales, económicos y culturales.
Una gran contradicción, dijo, en materia de financiamiento climático, según trascendió en la Cumbre de las Partes COP 26, en Glasgow (Escocia), es que menos del uno por ciento de esos recursos a nivel mundial llega a las manos de los indígenas, cuando estamos hablando que ellos son los que más protegen y mejor conservan el patrimonio de la naturaleza, sin recibir el apoyo y las compensaciones por el servicio ecosistémico que brindan al planeta.
Pese a ello, destacó que los pueblos autóctonos promueven experiencias exitosas, las cuales generan nuevas fuentes laborales y una mayor inclusión económica de las mujeres y los jóvenes de las comunidades.
Interpelado sobre el respaldo de FAO a que los gobiernos nacionales establezcan políticas públicas al respecto, explicó que la organización formuló recientemente una estrategia regional con el objetivo de lograr sistemas agroalimentarios más inclusivos, eficientes, resilientes y sostenibles, basada en el principio y derecho al Consentimiento Libre Previo e Informado.
En el caso particular de Panamá, alabó que las comunidades indígenas ya cuentan con derechos colectivos territoriales sobre el 63 por ciento de los bosques del país.
Este patrimonio natural representa una enorme oportunidad para la acción climática desde un espíritu de colaboración intercultural.
Para lograr esto se requiere continuar trabajando en el proceso de Reglamentación de la Ley 37, como lo hace el Viceministerio de Asuntos Indígenas, señaló.
En ese sentido, instó a que el conocimiento ancestral propio de los pueblos originarios de Panamá sirva de guía para consolidar soluciones basadas en la naturaleza, transitar hacia una economía positiva y asegurar la transformación de los sistemas agroalimentarios del país canalero.
El evento al que asiste Mireles es organizado por el Ministerio de Ambiente del istmo y la Comisión Centroamericana de Ambiente y Desarrollo, perteneciente al Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), cuya presidencia pro tempore ocupa actualmente Panamá.
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