Una instalación, propiamente dicha en términos artísticos, que ofrece desde lo abstracto la idea de un grito de resistencia ante la precariedad espiritual que se apodera de la vida actual y, también, un homenaje a los nómadas en el mundo, según la óptica de Bunga.
La muestra, organizada por el Museo Reina Sofía, constituye su mayor intervención en España hasta el momento. Se trata de un artista que comenzó su carrera vinculado a la pintura, aunque pronto amplió sus intereses hacia otras disciplinas artísticas que le permitían cuestionar la arquitectura como lenguaje del poder.
Plantea, asimismo, inquietudes como el orden o la solidez, prescindiendo voluntariamente de los materiales tradicionales y apostando por la precariedad de unas estructuras compuestas tan solo por planchas de cartón y cinta adhesiva.
“Contra la extravagancia del deseo, es una actitud de resistencia por todo aquello material que nos rodea y aleja cada vez más de la esencia espiritual que debería imperar en nuestras vidas. Este proyecto es una invitación a pensar conmigo otros modos de ser, estar y habitar en medio de la dualidad en que vivimos”, dijo Bunga a un grupo de periodistas.
En el iluminado y hermoso Palacio de Cristal del Parque del Retiro, Patrimonio de la Humanidad dentro del Paisaje de la Luz de Madrid, el nuevo proyecto del creador lusitano coloca en un costado la figura de un niño con una casa en miniatura sobre su cabeza.
“Yo fui un nómada, que al final somos los desplazados en este planeta, la gente que va de un lado a otro en busca de una vida mejor, ante las inequidades sociales; por eso metafóricamente expongo una antítesis del poder”, reflexionó.
El entorno cambiante que circunda el Palacio que acoge la muestra, así como el contexto en el que fue originariamente construido. La naturaleza efímera de las construcciones del artista va unida a dos conceptos: tiempo y lugar.
De acuerdo con Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, el autor redimensiona la experiencia de un espectador que no solo contempla la obra, sino que también se integra en ella y la transforma. La estructura de cartón que conforma la instalación que se presenta se confunde con el propio edificio de hierro y cristal que lo acoge, dando lugar a un entorno híbrido y cambiante.
“Un espacio performance, espontáneo e inestable que será construido, usado y destruido con mucha más facilidad que la arquitectura convencional”, afirmó la coordinadora de la muestra, Soledad Liaño.
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