En las últimas seis semanas, la Casa Blanca y sus aliados en Europa y Asia impusieron medidas unilaterales a grandes instituciones financieras de Rusia, a su banco central, a su cadena de suministro industrial militar y a los aliados del presidente Vladimir Putin.
Prohibieron las importaciones de petróleo ruso hacia Estados Unidos, y desarrollaron planes para desprenderse del gas y el carbón, aunque lentamente.
Esta semana, el Departamento del Tesoro prohibió a Rusia realizar pagos de deuda soberana con dólares depositados en los bancos del país norteño, lo que podría empujar a Moscú a su primer impago en un siglo.
Pero, según el Times, Moscú ha seguido pagando sus deudas. Los controles monetarios impuestos por el banco central del gigante euroasiático, junto con las exportaciones de energía en curso a Europa y otros lugares, permitieron que la moneda nacional, el rublo, se estabilice y están reponiendo al país con más dólares y euros.
Esto nos hace cuestionarnos el efecto de las sanciones y nos pone en alerta sobre el impacto que tienen en la economía mundial, dijo al medio estadounidense el exsubsecretario del Tesoro para la financiación del terrorismo y los delitos financieros, Juan C. Zárate.
Explicó que el Departamento admitió que teme crear consecuencias imprevistas que tambaleen el sistema financiero y agraven la inflación que se está disparando en gran parte del mundo, especialmente en Estados Unidos.
Washington, que no depende de la energía rusa, se ha planteado hasta dónde llegar con sus medidas porque buena parte de Europa depende de ella, aclaró.
La guerra económica de Occidente contra Rusia, agregó el periodista de The New York Times, Alan Rappeport, está entrando en una fase crítica mientras el gobierno ruso encuentra formas de evadir o mitigar sus consecuencias.
De acuerdo con el analista de temas económicos, las sanciones a Rusia ya han provocado un aumento de los precios de la gasolina, y los funcionarios temen que puedan provocar picos en el valor de los alimentos y los automóviles, al interrumpirse las exportaciones de trigo y minerales.
El principal objetivo de la Casa Blanca ha sido imponer el máximo dolor a Rusia, pero, inevitablemente, está generando daños indebidos en el resto del mundo, concluyó.
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