Con esta medida, Tokio intentará reducir su dependencia energética de Rusia e impulsará la diversificación de las fuentes a partir de las renovables y la nuclear, recalcó el titular de la cartera en conferencia de prensa.
Hagiuda subrayó además que buscarán proveedores alternativos de carbón en aras de suplir el valioso recurso proveniente del país euroasiático (alrededor del 13 por ciento de sus importaciones), pese a reconocer las dificultades para encontrar sustitutos inmediatos y el posible impacto de un desabastecimiento en la matriz energética nacional.
Respecto al proyecto petrolero y de gas natural Sajalín-2 del gobierno ruso, el miembro del Gabinete sostuvo que Japón mantendrá su participación en el mismo, porque no está sujeta a nuevas inversiones.
A propósito, Hagiuda reiteró las palabras del primer ministro, Fumio Kishida, quien aseguró que Sajalín-2 es extremadamente importante para la seguridad de Japón pues contribuye al suministro estable de gas natural licuado a largo plazo y a bajo coste.
Expertos locales señalan que privarse del carbón ruso fue un movimiento arriesgado del gobierno nipón, coordinado con Estados Unidos y los otros integrantes del Grupo de los Siete (Alemania, Canadá, Francia, Italia y Reino Unido), que se suma al paquete de acciones punitivas contra la operación militar especial de Rusia en Ucrania.
La ofensiva comenzó el pasado 24 de febrero en respuesta a una solicitud de ayuda de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk, frente al aumento de los ataques de Kiev.
El presidente ruso, Vladimir Putin, recalcó que el objetivo de la operación es defender a la población de Donbass, junto a la desmilitarización y la desnazificación de Ucrania.
Asimismo, enfatizó que el Kremlin no permitirá la adquisición de armas nucleares por parte de Kiev, lo cual constituye un peligro para la seguridad de su país.
Advirtió que otras condiciones para el fin de las hostilidades son el no ingreso del país a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, el establecimiento de garantías de neutralidad militar de ese Estado y el reconocimiento de la reunificación de Crimea a Rusia.
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