Estas modificaciones son recombinantes de otras cepas y su origen ha sido en el curso de la coinfección de una misma célula por dos coronavirus de estirpes diferentes, señala el texto.
Describe también que durante la replicación de los dos virus en una misma célula, pueden combinarse sus materiales genéticos dando lugar a un nuevo virus que reúna características de ambos progenitores.
“Si este nuevo virus tiene más éxito reproductivo que los otros presentes en la población, predominará y se hará prevalente”, puntualizó.
Asimismo, refiere que algunas de las nuevas estirpes recombinantes que han suscitado interés son las denominadas XD, XE y XF y se han detectado principalmente en Francia, Dinamarca y el Reino Unido.
“Las tres incluyen material de la cepa BA.1 (Ómicron) y, en el caso de las variantes XD y XF, de la Delta. Debido a que esas han sido detectadas con una cierta abundancia en los países citados, es esperable que su prevalencia aumente ya que tienen un éxito reproductivo suficiente como para destacar”, detalla el estudio.
Ante ese panorama, el Centro de Control de Enfermedades Infecciosas Europeo, que diferencia tres niveles para organizar la intensidad progresiva del seguimiento de las nuevas variantes víricas, las ubicó de la siguiente manera: en seguimiento (la XD y la Ómicron BA.3), de interés (Ómicron BA.4 y BA.5) y de preocupación sigue siendo Delta y las cepas Ómicron BA.1 y BA.2).
Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también incluye únicamente la variante XD entre las clasificadas como de seguimiento.
La indagación en The Conversation subraya que se debe esperar que sigan surgiendo nuevas variantes del coronavirus SARS-CoV-2, causante de la pandemia de Covid-19, cuya prevalencia ponga en vigilia a las organizaciones internacionales.
Sin embargo, puede que muchas de ellas tiendan a ser menos virulentas y las sucesivas olas de la pandemia deberían llegar cada vez más suaves.
Ello se explica, porque el éxito reproductivo de un patógeno es mayor cuanto menos daño cause al huésped y, por tanto, más pueda éste transmitir el patógeno.
Por esto, añade el estudio, “las variantes menos virulentas tienden a propagarse mejor en comparación con otras que limitan o eliminan la movilidad del animal o la persona enferma y, con el tiempo, tienden a prevalecer en la comunidad”.
Además, el sistema inmune aprende a enfrentarse a este virus controlando su multiplicación y modulando la respuesta, algo que en el caso de la infección por el coronavirus es esencial en el agravamiento de la enfermedad.
Recientemente, el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Japón anunció que estudiaba el genoma de la cepa Ómicron XE, detectada en una mujer de 30 años, asintomática, que dio positivo al virus tras llegar al aeropuerto de Narita, procedente de Estados Unidos.
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