En entrevista exclusiva concedida a Prensa Latina, Johana Tablada, subdirectora general para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores, abundó sobre ese y otros asuntos de actualidad.
Expresó que el tema migratorio está muy vinculado con la política de máxima presión aplicada en su momento por el republicano Donald Trump (2017-2021) y que mantiene el demócrata Joe Biden contra el pueblo de Cuba.
La cuestión migratoria –dijo- fue aprovechada al igual que la Covid-19 como herramienta e instrumento de presión tratando de provocar un cambio de régimen.
“Son acciones ilegales frente a la ley internacional. Son acciones que Estados Unidos jamás le permitiría a otro país realizar contra su política interna, contra su orden constitucional, contra su población”, acotó.
En ese sentido, cuestionó que el Gobierno de Estados Unidos tenga un acuerdo migratorio con Cuba para promover una emigración ordenada, legal y segura, y al mismo tiempo aplique «una política de presión que amenaza el sustento de las personas, instigándolas, incentivándolas a abandonar su país».
Esa forma de actuar se estrella contra la filosofía que utiliza Estados Unidos respecto a países del llamado triángulo norte, cuando mencionan presupuestos para impulsar todo tipo de ayuda para eliminar las causas que hacen que alguien decida dejar su lugar de origen, reflexionó.
En el caso de Cuba se hace todo lo contrario, pues aprietan económicamente y después cierran la vía legal para emigrar, subrayó.
“¿Eso no es incentivar las vías irregulares, eso no es incentivar a las personas a renunciar a un futuro en casa, eso no es incentivar adopción de vías riesgosas e inseguras con alto costo para ellos?”, preguntó.
La subdirectora general para Estados Unidos en la Cancillería cubana reiteró que por más de cuatro años los ciudadanos de la isla que desean reunirse con sus familiares fueron obligados a realizar sus trámites en Guyana ante la adopción de una medida que no tuvo justificación cuando se tomó.
Con el cierre de los servicios consulares en la embajada de Washington en La Habana bajo el pretexto de ciertos ataques a sus diplomáticos no hubo “otra justificación que desmantelar todo lo avanzado entre los dos países, pueblos y gobiernos en últimos años”, sentenció.
No hay justificación para aquella mentira que desvaneció el argumento de científicos estadounidenses, cubanos y la propia CIA, puntualizó.
Estados Unidos –insistió- es el principal responsable de la situación migratoria compleja que hoy enfrentan miles de cubanos. Estados Unidos es el que ha incumplido el acuerdo migratorio de 1994-1995 incluso del último que se firmó en 2017 poco antes de concluir el gobierno de Barack Obama.
Recordó que Trump en su primer año en el cargo respetó el otorgamiento de las 20 mil visas anuales y mantuvo las devoluciones, pero al final de su gobierno y durante el de Biden todo esto lo pusieron al servicio de una política fallida, cada vez más decadente, despiadada e insensible.
Comentó que hay jóvenes cubanos que deciden el camino de la emigración por una cuestión económica debido a esas mismas restricciones que le imponen a Cuba.
Señaló que en 2019 empezó esa política tremenda de máxima presión por diseño del entonces secretario de Estado, Mike Pompeo, y figuras como Mauricio Clever Carone (exasesor principal del Presidente de Estados Unidos en los temas relacionados con Canadá, América Latina y el Caribe) y el senador anticubano Marco Rubio.
Se empeñaron en “cerrar cualquier vía de ingreso importante a la economía de Cuba» y es una política no para castigar a militares o al Gobierno sino a la población, especificó.
En respuesta a una pregunta acerca de la manipulación del asunto de los derechos humanos por parte de Washington y la reciente publicación del reporte anual del Departamento de Estado en el cual se hace alusión a Cuba, la funcionaria enfatizó que ese es quizás el último país que puede levantar el dedo.
No puede hacerlo –indicó- por dos razones principales, la primera por “el grado de atropello que alcanzó la política de bloqueo, de asfixia económica, de cerco financiero y de operaciones de desinformación que realiza y conduce ese país sistemáticamente contra Cuba y toda su población”.
En segundo lugar, porque Estados Unidos tiene un comportamiento violatorio de los derechos humanos no solo de los cubanos sino de otros en el mundo.
Mencionó que encabezó incursiones militares históricamente y ha sido protagonista de bombardeos, del uso de drones, de crímenes contra población civil.
También ha sido responsable de invasiones sobre bases falsas como fue la de Iraq (en 2003 en busca de las armas de destrucción masiva que nunca aparecieron) y de acciones contra Libia y Siria, por citar algunos ejemplos.
En tercer lugar –añadió- “no son un modelo para nadie de respeto, de defensa y promoción de los derechos humanos porque no son signatarios de las principales convenciones.
“No han firmado siquiera ni las de derechos del niño, ni las de la mujer, tienen un desempeño que es bastante pobre”, apostilló.
Agregó que la propia población estadounidense es víctima de violaciones flagrantes en temas incluso en que se trata de manipular, tergiversar y mentir sobre lo que ocurre en Cuba como la protección a la niñez.
Cuba es un país en el que su edad penal mínima es superior a la de Estados Unidos, donde sí hay menores que pueden ser procesados como adultos y cumplir condena, abundó Tablada.
Solo el año pasado se registraron más de 40 mil arrestos de menores de edad, murieron más de mil personas por balas de la policía y ocurrieron más de 40 mil hechos violentos que incluyeron armas letales en Estados Unidos, comentó la diplomática al inquirir “¿cómo pueden hablar de Cuba?”
Recalcó que es inaceptable el intento de condenar a Cuba y ratificó que Estados Unidos “no tiene nada que enseñarnos en materia de derechos humanos”, contrario a la mayor de las Antillas que es un referente internacional por su compartimiento ejemplar en ese tópico. La funcionaria reiteró que Cuba seguirá defendiendo lo mucho que ha logrado en materia de derechos humanos, “seguirá también trabajando para perfeccionar nuestra obra, nuestro proyecto social, nuestro socialismo, nuestra democracia”.
A su vez ratificó el rechazo a la inclusión de Cuba en la “horrenda lista” de países patrocinadores del terrorismo y lo calificó de ser una inserción fraudulenta que “tuvo repercusiones muy graves en el sistema de salud pública de Cuba en un año en el que la Covid-19 nos golpeó fuertemente”.
En el año 2021 muchos bancos suspendieron relaciones con Cuba cuando nos vieron en esa lista sin saber que las razones no tienen nada que ver con su desempeño ejemplar, acotó.
Estados Unidos debe sentarse a revisar su política y al menos cumplir con aquellas promesas hechas sobre aliviar las medidas más inhumanas tomadas por Trump, sugirió al afirmar que son muchas las voces que allá reclaman al gobierno de Biden tener una visión menos inhumana y más civilizada de lo que es tratar a un país vecino.
“País vecino que abrió sus aeropuertos internacionales cuando las torres cayeron (el 11 de septiembre de 2001 en Nueva York), el que preparó un contingente de médicos cuando el huracán Katrina (asoló partes de Estados Unidos en 2005)», subrayó.
Sin embargo, “todos vieron cómo se comportó este gobierno: en el momento de máxima necesidad nos dio la espalda cuando otros nos tendían las manos, apretó el cerco cuando otros trataron de ayudar, no nos quiso vender ni medicinas ni oxígeno.
Dijo que tampoco fue capaz de incluirnos en la revisión de aquellas medidas que ordenó el Presidente eliminar porque afectaban la capacidad de los estados para enfrentar la Covid-19, la cual también fue aliada en la guerra contra Cuba.
Seguiremos tendiendo puentes, recibiendo a estadounidenses que nos quieren visitar; seguiremos trabajando porque sabemos que el único camino es el de avanzar hacia una relación respetuosa de las diferencias, en la cual se encuentren intereses comunes, se respete la soberanía y la independencia de nuestro país, concluyó.
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