Macron parte como favorito con un apoyo electoral que los sondeos cifran entre 55,5 y el 57,5 por ciento, una diferencia que se consolidó a lo largo de la presente campaña, aunque algo menor que la obtenida en 2017, cuando ganó las elecciones con el 66,1 por ciento de los votos frente a la misma rival.
Durante el día de ayer, el aún presidente hizo un llamamiento a sus seguidores para “redoblar sus esfuerzos” y “evitar una desmovilización” de los votantes, durante una visita a la periferia de París y en especial a Sena-San Denis, uno de los municipios con peores indicadores sociales del país.
Para hoy la agenda de Macron se centra en su visita a la provincia rural de Lot, donde cosechó un voto masivo hace cinco años, buscando en el corazón del país el respaldo a sus propuestas sobre el fortalecimiento de la agricultura y las alternativas a la desindustrialización de estos territorios de interior.
Por su parte Le Pen se dedicó en los últimos días en criticar a su adversario, definiéndolo como “indiferente, condescendiente y arrogante” durante el debate televisivo del miércoles, y llamó a votar “por el único frente que es republicano, el frente anti-Macron”.
La líder ultraderechista pondrá fin a su campaña en la localidad de Abbeville, en el norte del país, donde venció en la primera vuelta de las presidenciales a su oponente, suavizando su discurso de arengas antisemitas o racistas, pero con fuertes propuestas antiinmigración que buscan acabar con beneficios sociales para los trabajadores extranjeros.
Una de las claves de este duelo será la de movilizar al alto número de abstencionistas y convencer al electorado de izquierda, que en un porcentaje muy elevado (22 por ciento) apoyó en la anterior ronda al líder de Francia Insumisa (LFI), Jean Luc Melenchon.
Los votantes de este partido representan unos 7,7 millones de votos, a los que hay que sumar los 3,5 millones otorgados a ecologistas, socialistas, comunistas y otros pequeños partidos de extrema izquierda, lo que sirve al politólogo Jérome Fourquet para afirmar que “el electorado de izquierdas tiene en sus manos el resultado de la segunda vuelta”.
De cara a la votación definitiva, Melenchon pidió a sus seguidores que no dieran “ni un solo voto a la señora Le Pen”, evitando dar su apoyo a Emmanuel Macron, y según la encuesta realizada esta semana por Ipsos-Sopra Steria casi un tercio de los votantes de LFI votarán a Macron, pero cerca de la mitad no sabe todavía qué hacer.
La campaña terminará este viernes a medianoche, prohibiéndose a partir de ese momento las reuniones públicas, la distribución de folletos y la propaganda digital por parte de los candidatos, así como las entrevistas, encuestas o estimaciones de resultados antes de los resultados del domingo a las 20:00 horas.
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