Poco más de 37 mil habitantes y una extensión de 965 kilómetros cuadrados, tuvo a lo largo de la historia una importancia notable, por su estratégica ubicación que servía de límite fronterizo en contiendas beligerantes y luego, con la leyenda devenida pedazo indispensable de su historia: la aparición en 1227 de la que se convirtió en la Virgen de la Cabeza.
Miguel de Cervantes en sus viajes de cobrador de impuestos, dedico en su última obra, Los trabajos de Persiles y Sigismunda, de 1617, una reflexión emocionada al tributo que se ofrece en Andújar el último fin de semana del mes de abril, a La Morenita, como también se le conoce a la virgen de marras.
Curiosamente, Lope de Vega, una de las grandes figuras del Siglo de Oro de la literatura española, más reconocido en un tiempo entre el siglo XIV y XV por encima de Cervantes, y Calderón de la Barca, igualmente consagraron letras a Andújar y su cercanía con los ríos Guadalquivir, Jándula, de la Cabrera, de las Yeguas, Sardinilla y Navalmanzano.
La emotiva Romería de la Virgen de la Cabeza es tal vez el principal atractivo de Andújar y todo el extraordinario despliegue que supone la veneración a su figura milagrosa el Santuario a poco más de 20 kilómetros de Andújar. Más de medio millón de personas de toda España se dan cita en el evento, con matices solemnes, promesas y jolgorio.
El gentilicio de la ciudad, iliturgitanos, relacionado con el pueblo íbero Isturgi en el siglo XVI, y los vestigios de la cultura musulmana y cristiana, subrayan la impronta de una urbe, en la provincia de Jaén, que en tiempos más actuales, se aferra a la religión con un orgullo desbordante por su Morenita.
Son apenas algunos rasgos de la urbe andaluza que deja todavía la varilla con la mirada en el firmamento por su afán de protagonismo, sin estridencias, con bondad y entrega, y un sinnúmero de atracciones diferentes dentro de la férrea competencia en la región con el turismo.
Para el viajero debutante no quedarán en el olvido la elegancia de los trajes cortos masculinos y, en especial, los vestidos de flamencas.
Tampoco las carretas de 68 cofradías que homenajean a la virgen, la excelencia de sus aceites de oliva, las carnes de caza (particularmente de ciervo), los linces ibéricos en peligro de extinción, que completan a priori un panorama que merece la pena conocer.
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