El indicador de inflación, seguido de cerca por la Reserva Federal (FED), registró su mayor incremento en 12 meses de las últimas cuatro décadas y evidenció que los precios presionan los presupuestos familiares y la salud de la economía.
En paralelo, el PCE básico -que excluye costos de alimentos y energía- subió un 5,2 por en marzo comparado con un año atrás, una cifra ligeramente menor que el incremento de 5,3 por ciento del mes previo.
Sobre la base de mes a mes, la inflación subyacente subió apenas un 0,3 por ciento de febrero a marzo, lo mismo que de enero a febrero.
Según los analistas, estos datos podrían ser indicios de la cercanía de su desaceleración.
En ese contexto, los consumidores aumentaron sus gastos en 1,1 por ciento el mes pasado, más que lo que esperaban muchos economistas y un indicio de que la inflación no ha provocado una baja en las compras.
El aumento refleja el alza de precios de la gasolina, los alimentos y otros lugares donde los estadounidenses adquieren productos básicos. Pero incluso ajustados por inflación, los gastos subieron 0,2 por ciento.
No obstante, tras una caída del producto interno bruto del 1,4 por ciento durante el primer trimestre de 2022, la FED realizará su reunión durante la próxima semana y se espera una nueva subida de los tipos de interés en el intervalo del 0,75 al 1,00 por ciento.
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