Desde el estadio Santiago Bernabéu, donde los campeones derrotaron al Espanyol 4-0 y aseguraron el cetro, un autobús condujo a los jugadores por el Paseo de la Castellana, rodeado de hinchas y turistas curiosos ante el enorme impacto del suceso.
El alirón, como denominan en España a este tipo de jolgorio con los triunfadores del deporte, tuvo su punto culminante en la fuente de Cibeles, a cuya diosa le colocaron una bufanda enorme con el logotipo de los merengues.
Hubo música, cerveza y vino entre los concurrentes, aunque todo transcurrió sin problemas en una zona muy céntrica de Madrid, controlada por un amplio dispositivo de seguridad. Y hasta cantantes improvisados, como el técnico italiano Carlo Ancelotti y el mediocampista croata Luka Modric.
Flanqueados por otros sitios muy visitados de la principal urbe española, como el Palacio de Cibeles, la Puerta de Alcalá y el Paseo del Prado, y a pocos metros de la Gran Vía, si bien los futbolistas se fueron a una cena privada, el ambiente quedó intenso y los festejos continuaron.
Se retiraron con grandes ovaciones y gritos en especial de reconocimiento al brasileño Marcelo, convertido en el jugador con más títulos en la historia del Real Madrid; al francés Karim Benzema, líder indiscutible del conjunto; a Ancelotti, Modric, y otro brasileño, Vinicius Junior, entre otros.
Resta ahora un momento en el horizonte cercano que señala el próximo miércoles el duelo de la “casa blanca” contra el Manchester City inglés en las semifinales de la Champions League.
Difícil reto para los madridistas que llegan con desventaja de un gol y estarán obligados a remontar, con la sola ventaja de contar con un público exultante en el Bernabéu, en busca de otra noche mágica.
“Esto no ha terminado, queremos más, nos vemos el miércoles”, coincidieron Ancelotti y Benzema.
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