En artículo publicado en el sitio Antiwar, Lieve explicó que el único propósito que persigue Washington es debilitar o incluso destruir el Estado ruso, una estrategia que todos los presidentes del país norteño se esforzaron por evitar durante la Guerra Fría, posterior a la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
En esos años de posguerra, las sucesivas administraciones de la Casa Blanca intentaron evadir el patrocinio de una nueva guerra en Europa, lo que traería consigo el agudo riesgo de una escalada hacia una confrontación militar directa entre Rusia y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que posiblemente terminaría en una catástrofe nuclear, agregó.
La negativa de Estados Unidos a apoyar las rebeliones armadas contra el dominio soviético en Europa del este no se basó en ningún tipo de reconocimiento de la legitimidad del gobierno comunista, “sino simplemente en un cálculo muy sensato de los terribles riesgos que implicaba para Estados Unidos, Europa y la humanidad en general”, aclaró.
De acuerdo con Lieven, aunque existe un considerable malestar en algunos sectores de la sociedad rusa por la guerra contra los ucranianos, un conflicto bélico estadounidenses con el fin de dañar y subyugar a Rusia tiene un atractivo público mucho mayor.
Durante su visita a Kiev esta semana, el secretario de Defensa estadounidense, Lloyd Austin, declaró que Estados Unidos quiere ver «debilitada a Rusia».
El mismo día, el ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, declaró en la televisión que al suministrar a Ucrania armamento pesado, la OTAN está ahora «en esencia» involucrada en una guerra por delegación con Rusia.
En esa ocasión, Lavrov comparó la situación en términos de peligro nuclear con la crisis de los misiles de Cuba, en el otoño de 1962.
Según el experto, los funcionarios estadounidenses creen que Ucrania puede «ganar» la guerra con Rusia si cuenta con el equipo adecuado y el apoyo de Occidente.
“La cuestión es qué significa ‘ganar’. Si se refiere a preservar la independencia ucraniana, la libertad de ingresar en la Unión Europea y la soberanía sobre la gran mayoría del territorio ucraniano, entonces es un objetivo legítimo”, dijo.
Sin embargo, si lo que se entiende por victoria es la reconquista ucraniana -con ayuda occidental- de todas las zonas perdidas desde 2014, entonces se trata de una receta para la guerra perpetua, y de pérdidas y sufrimientos monstruosos para la región y para el mundo, agregó.
mgt/age