El barril de WTI para entrega en junio, que cotiza en la bolsa mercantil de Nueva York, subió 5,40 dólares, un 5,3 por ciento, hasta alcanzar un precio de 107,81 dólares.
Mientras, el petróleo Brent de referencia en los mercados europeos, reportó un aumento de 5,17 dólares, un 4,9 por ciento, para cerrar en 110,14 dólares el barril en la Bolsa de Futuros ICE de Londres.
Hasta esta semana, la Unión Europea se mostró reacia a cortar totalmente las importaciones de petróleo y gas ruso, y sus planes aún no sugieren una prohibición total para todos los miembros de la UE.
De hecho, naciones como Hungría, Eslovaquia y Alemania mantienen sus reservas ante la medida, por temor a una crisis energética global.
Europa importa diariamente unos 3,5 millones de barriles de petróleo y productos petrolíferos rusos, y también depende de los suministros de gas de Moscú.
En ese contexto, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propuso un embargo de petróleo por etapas a Rusia, que incluye la eliminación progresiva de los suministros de crudo ruso en un plazo de seis meses y de productos refinados para finales de 2022, con excepciones para Hungría y Eslovaquia.
Los contratos de referencia del crudo reportaron alzas sistemáticas durante los últimos dos meses a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania y las sanciones impuestas desde Occidente al gigante euroasiático.
Varios analistas advirtieron que una guerra económica contra la nación euroasiática puede tener consecuencias impredecibles a escala global.
Hasta el momento, los resultados de esta política de sanciones son lo suficientemente graves como para preocupar al Fondo Monetario Internacional, cuyos pronósticos hablan de empeoramiento futuro e incertidumbre extraordinaria.
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