«A Sacred Oath: Memorias de un secretario de Defensa en tiempos extraordinarios», saldrá a la luz mañana martes según adelantó el diario The New York Times al divulgar algunas ideas abordadas por el extitular, entre ellas que su Comandante en Jefe tenia ideas desquiciadas durante el ejercicio de su cargo, entre ellas bombardear a México.
Este fin de semana el diario The Intercept abordó el recuento del exfuncionario y lamentó que este esperó “dos años para decirnos que Trump quería que las tropas dispararan a los manifestantes tras el asesinato por la policía del afroestadounidense George Floyd”.
Según el autor del informe, Robert Mackey, escritor principal de la publicación, no es el primer asesor de Trump que se guarda información condenatoria para unas memorias. El “es muy consciente de que el plan de Trump era tanto ilegal como inmoral”, dijo.
En lugar de dimitir inmediatamente y hacer saber al pueblo que su presidente era un peligro para la república, esto es lo que hizo Esper ese día: Intentó apaciguar a Trump y luego se le unió para posar para las fotografías fuera de la Iglesia de San Juan, al otro lado de la Plaza Lafayette de la Casa Blanca, aseveró el periodista.
Aunque con su demora, ahora sale a relucir que el exgobernante presionó para utilizar una fuerza potencialmente mortal contra sus compatriotas, algo que no dijo Esper en una audiencia en 2020 ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.
Tanto Esper como el general Mark Milley, jefe del Estado Mayor Conjunto, fueron interrogados sobre cómo se utilizó a los militares para reprimir la disidencia ese día -y esa noche, cuando los helicópteros Black Hawk y Lakota se abalanzaron a baja altura sobre los manifestantes en Washington, D.C. para infundir terror.
En esa audiencia, indicó The Intercept, el representante Adam Smith, presidente demócrata del Comité de Servicios Armados de la Cámara de Representantes, pidió a ambos militares que describieran «qué tipo de conversaciones tuvieron lugar entre el Departamento de Defensa y el presidente y otros en la Casa Blanca» sobre la amenaza pública de Trump de usar soldados en servicio activo para despejar las calles.
Ahora Esper con sus memorias revela cosas que no dijo antes pese a que hace un año declaró que escribía un libro porque el «pueblo estadounidense se merece un recuento completo y sin tapujos de la historia de nuestra nación, especialmente de los períodos más difíciles».
El exjefe del Pentágono dijo al New York Times la semana anterior que llegó a la conclusión de que Trump «es una persona sin principios que, dado su interés personal, no debería estar en la posición de servicio público».
En su valoración, Mackey señaló que es importante preguntarse por qué Esper decidió no revelar que el presidente al que sirvió había querido poner a los militares en contra del pueblo cuando podría haber marcado una verdadera diferencia en las elecciones de 2020 o después de su despido de la Casa Blanca.
Parece haber algo aún más preocupante en el trabajo que el simple hecho de que Esper podría esperar vender más copias de su libro esperando a revelar la información más perjudicial sobre Trump, como los exasesores de Trump, John Bolton y Stephanie Grisham hicieron antes que él, dijo.
Pero dada la gravedad de lo que Esper sabía sobre el deseo de Trump de ver a las tropas estadounidenses abrir fuego contra manifestantes pacíficos, lo que decidió ocultar al Congreso y al público es mucho más grave que el tipo de desacuerdo político que Smith describió como rutinario en la audiencia de la Cámara.
En general, el informe de The Intercept contiene comentarios críticos contra Esper, quien, apuntó, se quedó con pruebas explosivas sobre la voluntad de Trump de desencadenar una forma de ley marcial incluso después de negarse a aceptar los resultados de las elecciones de 2020.
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