De acuerdo con las precisiones, una alerta de bomba llevó a la revisión de un tramo de la vía que conduce a la prisión, donde un motín dejó un saldo de 44 reos fallecidos y provocó la fuga de 220 reclusos, de quienes 200 ya fueron recapturados.
Los explosivos estaban ocultos dentro de una funda en la maleza y fueron desactivados por los agentes especializados.
El hallazgo ocurre en momentos en que se mantienen operaciones para encontrar a una veintena de privados de la libertad, quienes aún permanecen prófugos. Asimismo, coincide con el refuerzo del control en las áreas de acceso a la penitenciaría, en cuyas labores trabajan de manera coordinada la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas.
El amotinamiento ocurrió el lunes último, según las autoridades, motivado principalmente por el traslado de un líder de una banda delictiva, desde otra prisión.
Los decesos ocurrieron por heridas de armas blancas y al momento se realizan revisiones y censos de la población carcelaria, mientras familiares de reclusos exigen la lista de las víctimas, de quienes más de una veintena ya fueron identificados por equipos forenses.
Entre las medidas dispuestas estuvo la transferencia de seis privados de libertad considerados cabecillas de grupos criminales hacia penales en Guayas, cinco de ellos a la cárcel de máxima seguridad conocida como La Roca y uno a la Penitenciaría del Litoral.
El motín en Santo Domingo se produjo en medio del estado de excepción declarado por el presidente de la república, Guillermo Lasso, el pasado 29 de abril en las provincias Guayas, Manabí y Esmeraldas, ante el aumento de la violencia y la inseguridad en esas demarcaciones.
El sistema carcelario de Ecuador sufre una crisis agudizada en los últimos tres años con matanzas al interior de varios centros de rehabilitación social.
La falta de guías penitenciarios suficientes, el mal estado de las instituciones y el hacinamiento, así como atrasos en los procesos judiciales son algunas de las causas de la actual situación en el sector.
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