Sin embargo, a través de los hilos conductores de la trama, hay mucho más de telón de fondo. Son a priori letras de emergencia climática, enfocadas en las intrincadas selvas amazónicas en ires y venires del autor hacia distintas zonas del llamado “pulmón verde del mundo”.
Paz Soldán comentó a Prensa Latina que las dicotomías ecológicas pasan por la filosofía extractiva prevaleciente en el Amazonas, como ha corroborado desde su primer viaje hace unos 10 años a lo que se conoce como la zona cero de la crisis ambiental de la frontera entre Bolivia y Brasil.
“Si se dejaran de explotar combustibles fósiles y se impusieran las energías renovables, el mundo sería de otra forma. Pero bien sabemos que la mayoría de los políticos no renunciarán a los resultados inmediatos de su gestión y no arriesgarán su futuro con algo todavía por desarrollar”, argumentó.
Admitió que en sus incursiones, constató los estados de semiexplotación casi esclavista a nativos inmersos en labores extractivas con maderas, caucho y bananeras; o los terribles derrames de petróleo.
“He visto como en ocasiones un derramamiento de petróleo es apreciado, porque las indemnizaciones conceden el dinero que les costaría ganar a los habitantes de un área determinada en seis meses. Todo es muy paradójico, contradictorio”, acotó.
El escritor, afincado en Nueva York, es profesor de literatura latinoamericana y director de la facultad de Estudios Románicos de la Universidad de Cornell. Tiene 12 novelas en su trayectoria, entre ellos Río fugitivo (1998), Norte (2011), Los días de la peste (2017).
Escogió la editorial Almadía, un poco como el reputado autor mexicano Juan Villoro, quien dijo hoy a periodistas que le fascinó la idea de publicar con una firma que intenta salirse de los moldes monopólicos de las grandes casas y lanzarse con mística a la aventura de promover obras y autores latinoamericanos.
El director de Almadía, Guillermo Quijas-Corzo, explicó que llegan en 2022 en el tercer intento de instalar una representación en España. La primera vez no estaban dadas las condiciones; la segunda recibió el freno de la pandemia, y ahora lo hacen con buenas expectativas.
Antes del verano, la editorial de Oaxaca, México, tiene un portafolio de cuatro libros, La mirada de las plantas de Paz Soldán; Mejor que ficción, de Jorge Carrión; El asedio animal, de Vanessa Londoño; y Ansibles perfiladores y otras máquinas de ingenio, de Andrea Chapela.
Luego, en el segundo semestre del año, Selección de cuentos escritos por pioneras estadounidenses de la ciencia ficción; Yo maté a un perro en Rumania, de Claudia Donoso; Adonde voy siempre es de noche, Bernardo Esquinca; y Monkey Boy, de Francisco Goldman.
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