El ministro de la región, Martin Paukula, declaró que estaba molesto por la anulación del encuentro, y pidió una explicación más clara.
Según el promotor del evento, Argentina no estaba preparada para viajar a Australia para el partido, «contrariamente a su acuerdo y compromiso previo para hacerlo».
Por su parte, el coordinador de la selección brasileña Juninho Paulista, dijo en Río de Janeiro que la suspensión del amistoso «afectaba enormemente» la preparación de la verdeamarhela para el Mundial.
De acuerdo con sus palabras, Brasil busca un reemplazo para el encuentro durante la ventana internacional de junio, la penúltima autorizada por la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) antes del inicio del Mundial el próximo 21 de noviembre.
No obstante, ambas selecciones tendrán que medirse entre sí porque la FIFA dictaminó que el juego suspendido el 22 de septiembre del pasado año correspondiente a las eliminatorias suramericanas no puede quedar sin disputarse.
Aquel choque, previsto en la Arena de San Pablo, estuvo envuelto en la polémica luego que transcurridos unos cinco minutos autoridades sanitarias brasileñas entraron al terreno a sacar a varios futbolistas argentinos que violaron los protocolos sanitarios de entrada al país.
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