El siniestro que cubrió unas 80 hectáreas, se desató la tarde de este miércoles en Laguna Hills, una zona residencial donde las llamas obligaron a realizar múltiples evacuaciones de emergencia.
Brian Fennessy, jefe de bomberos del condado de Orange, informó durante una conferencia de prensa anoche que no se lamentaron víctimas.
El fuego lo avivaron ráfagas de viento que alcanzaron hasta 48 kilómetros por hora en el perímetro, de acuerdo con estimados del Servicio Meteorológico Nacional.
Una volátil combinación de viento y sequía podría propagar incendios forestales en el suroeste de Estados Unidos, advirtieron los expertos al insistir en los efectos del cambio climático en este tipo de eventos.
Estamos viendo una propagación como nunca antes, comentó Fennessy.
Hace cinco, 10 años, un incendio como ese podría haber crecido hasta media hectárea, una hectárea antes de que estuviera bajo control, pero ahora, «el fuego se extiende en esta vegetación muy seca y avanza», añadió.
California y el oeste del país en general sufren condiciones de sequía devastadoras que llevaron incluso a restricciones de agua en partes del denominado Estado Dorado.
Los meteorólogos de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica ya anticiparon en marzo una «sequía prolongada y persistente en el oeste, donde es más probable que haya precipitaciones por debajo del promedio».
Recordó la CNN que el verano pasado, California vivió su escasez de lluvias más severa en 126 años y la situación augura no mejorar en los próximos meses.
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