Durante su estancia en la nación norteamericana, invitado por las autoridades civiles y eclesiásticas y las comunidades indígenas, el sumo pontífice visitará las ciudades de Edmonton, Québec e Iqaluit, indicó el funcionario en una declaración escrita.
El trigésimo octavo viaje del papa al exterior está ligado al proceso de reconciliación desarrollado por la iglesia católica con los indígenas canadienses, como parte del cual recibió aquí a representantes de los grupos Métis, Inuit y Primeras Generaciones, acompañados por sus respectivos obispos entre el 28 de marzo y el 1 de abril.
Al intervenir en la clausura de las reuniones, el papa dijo sentir indignación y vergüenza por los abusos sufridos por los indígenas, en particular en las residencias escolares.
A través de vuestras voces he podido tocar con la mano e interiorizar, con gran tristeza en el corazón, las historias de sufrimientos, privaciones, tratos discriminatorios y varias formas de abuso sufridas por varios de ustedes, en particular en las escuelas residenciales, indicó Francisco.
En ese sentido, calificó de escalofriante pensar en el deseo de inculcar un sentimiento de inferioridad, hacer perder a alguien su identidad cultural y cortarle sus raíces, con todas las consecuencias personales y sociales que eso implicó y sigue implicando, a través de traumas irresueltos devenidos intergeneracionales.
El papa manifestó también “dolor y vergüenza” por el papel desempeñado por varios católicos, sobre todo con responsabilidades educativas, “en todo lo que los hirió, en los abusos y la falta de respeto hacia vuestra identidad, vuestra cultura e incluso vuestros valores espirituales”.
Todo eso es contrario al Evangelio de Jesús, apuntó el pontífice al pedir perdón a Dios “por la deplorable conducta de aquellos miembros de la iglesia católica” y subrayar que “quisiera decirles, de todo corazón: estoy muy triste”.
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