Esa decisión de la Casa Blanca revierte una de su antecesor, Donald Trump, que trajo a casa parte de los 700 uniformados dislocados allí y además da luz verde a una solicitud del Pentágono de autoridad permanente para atacar a una docena de presuntos líderes de Al Shabab, el grupo extremista somalí que está afiliado a Al Qaeda, dijeron funcionarios al Times.
En conjunto, las decisiones de Biden, descritas por los funcionarios bajo condición de anonimato, reavivarán una operación antiterrorista estadounidense de duración indefinida que supone «una guerra de fuego lento» a lo largo de tres administraciones.
La medida contrasta con su decisión del año pasado de retirar las fuerzas estadounidenses de Afganistán, diciendo que «es hora de terminar la guerra para siempre».
El presidente firmó la solicitud del Secretario de Defensa, Lloyd J. Austin, a principios de mayo, dijeron los funcionarios. En un comunicado, Adrienne Watson, la portavoz del Consejo de Seguridad Nacional, reconoció la medida, y dijo que esta permitiría «una lucha más eficaz contra Al Shabab.»
La estrategia de la administración Biden en Somalia es tratar de reducir la amenaza de Al Shabab suprimiendo su capacidad de tramar y llevar a cabo operaciones complicadas como el ataque mortal contra una base aérea estadounidense en Manda Bay, Kenia, en enero de 2020, señaló un alto funcionario de la administración.
Los oficiales de inteligencia estiman que Al Shabab tiene entre cinco mil y 10 mil miembros; el grupo, que prometió formalmente lealtad a Al Qaeda en 2012, trata de imponer su versión extremista del Islam en el caótico país del Cuerno de África.
Según el Times se dice que algunos miembros del grupo insurgente albergan la ambición de atacar a Estados Unidos. En diciembre de 2020, los fiscales de Manhattan acusaron a un operativo de Al Shabab de Kenia de planear un ataque al estilo del 11 de septiembre en una ciudad estadounidense.
Había sido detenido en Filipinas mientras se entrenaba para pilotar aviones, agregó el diario.
Precisó el rotativo neoyorquino que la decisión de Biden se produjo después de meses de deliberaciones interinstitucionales dirigidas por la principal asesora antiterrorista de la Casa Blanca, Elizabeth Sherwood-Randall, sobre si aceptar el plan del Pentágono, mantener el statu quo o reducir aún más la intervención en Somalia.
El general Stephen J. Townsend, jefe del Mando de África del Pentágono, al declarar recientemente ante el Comité de Servicios Armados del Senado puso en duda la eficacia de operaciones anteriores.
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