Según el rotativo el descenso de las acciones a territorio de mercado bajista, fue un marcador simbólico del profundo pesimismo de los inversores sobre la salud de la economía mundial y el poder adquisitivo del consumidor estadounidense.
El S&P 500, un reconocido parámetro para las acciones de alta capitalización en Estados Unidos, es ampliamente mencionado como el barómetro del desempeño de las acciones del país norteamericano, y lleva siete semanas consecutivas de caídas.
Esa es su peor racha desde el estallido de la burbuja de las puntocom hace más de dos décadas. Tras una caída del tres por ciento esta semana, el índice perdió un 14 por ciento desde principios de abril, apuntó la valoración del Times.
Este viernes por la tarde, el S&P 500 cruzó el umbral del mercado bajista, con un descenso del 20 por ciento desde su máximo del 3 de enero, pero a menos de 30 minutos del final de las operaciones, tras horas de agitación y una caída de hasta el 2,3 por ciento, el mercado repuntó y terminó un pelo por encima de donde había empezado el día.
Con la implacable caída de esta semana y la salvaje oscilación del viernes, indicó el diario, en Wall Street no dejaba de preocupar la posibilidad de que el aumento de la inflación, agravado por la guerra en Ucrania, pudiera llevar a la economía a una recesión.
En el centro de esos temores se encontraban las nuevas evidencias, comunicadas esta semana por minoristas como Walmart y Target, de que el aumento de los costos estaba afectando ahora a las empresas estadounidenses.
Señaló la publicación que durante los días más oscuros de la pandemia, la economía estadounidense fue impulsada por los consumidores. Incluso cuando los valores de los productos, el transporte y la mano de obra aumentaron, las empresas pudieron embolsarse beneficios récord subiendo los precios, confiando en que la gente seguiría comprando.
Pero, alertó, esta semana hubo indicios de que algunos consumidores pueden haber llegado a su límite, y los beneficios comienzan a reducirse.
Las turbulencias del viernes se produjeron después de meses en los que los inversores se preocuparon por la gravedad y duración de la inflación y por la agresividad con la que la Reserva Federal tendría que subir los tipos para frenar el aumento del coste de la vida.
Lo que marcó esta semana fue el sombrío informe de resultados del martes de Walmart, el mayor minorista del país, que confirmó los peores temores de muchos inversores sobre la inflación.
A nivel mundial, los inversores no pueden encontrar mucho consuelo. La crisis de Ucrania y la respuesta de otros países han interrumpido el suministro crucial de energía, trigo y otros productos básicos. Los países pobres se enfrentan a una catástrofe por el hambre y la deuda, concluyó el diario neoyorquino.
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