La rendición de cuentas se llevó a cabo en sesión solemne efectuada en la Asamblea Nacional, ante el pleno, autoridades del ejecutivo, misiones diplomáticas e invitados especiales.
Durante su presentación Lasso se refirió al éxito de la campaña de vacunación contra la Covid-19, que ya inmunizó a más del 83 por ciento de la población y es considerada la bandera del primer año de gestión.
En su resumen, el presidente afirmó que la economía ecuatoriana está lista para despegar hacia el progreso y mencionó algunos números positivos.
«Hoy, cuando conmemoramos quizás la fecha más destacada de nuestra ética nacional, es hora de recordar que también hay una ética en lo personal», dijo.
Entre los logros de los últimos 12 meses mencionó que aumentó en 78 mil los beneficiarios del Bono de Desarrollo Humano e impulsó el intercambio comercial y los acuerdos con varios países.
Asimismo, se refirió al aumento en la recaudación tributaria y alertó que hubo un saneamiento en las cuentas fiscales.
Especificó además que Ecuador es el segundo país con la inflación más baja en América Latina.
El jefe de Estado reconoció el descontento en la población en materia de salud pública y al respecto anunció una inversión de 113 millones de dólares este año para la construcción de cuatro hospitales y la reparación de más de una treintena de centros de salud.
El compromiso fue hecho público en momentos en que hay múltiples denuncias por la falta de servicios y el desabastecimiento de medicinas.
Otro sector con el que expresó comprometimiento fue la enseñanza y sobre ese particular informó que se trabajará en la Ley Orgánica de Educación Intercultural Reformada, normativa que vetó tras su aprobación en el Legislativo, desencadenando una huelga de hambre de docentes y múltiples marchas.
Espacio aparte dedicó a la inseguridad reinante en el país, acerca de la cual dijo que es respuesta al combate a la delincuencia y el narcotráfico.
Además, habló de los conflictos políticos internos y llamó al trabajo en conjunto por el bienestar de la ciudadanía.
El año de gobierno se cumple con índices de popularidad del 30 por ciento para el mandatario, cuya gestión empezó con una aceptación superior al 70 por ciento y en medio de un movimiento de recogida de firmas para su revocatoria.
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