Auspiciada por la Fundación Nicolás Guillén en Ciego de Ávila, la agrupación compuesta por 15 mujeres radica en el batey Tuero, municipio de Morón, donde mantienen vivas las costumbres y manifestaciones culturales que trajeron los inmigrantes desde Haití en el pasado siglo.
La bailarina y comunicadora social del grupo, Saily Londres, publicó en la página de Facebook que celebraron el Día mundial de África, con un hermoso desfile de Gagá por toda la Comunidad.
Fieles defensoras del poder femenino y de la igualdad de género, las mujeres del Fanm Zetwal trascienden por su autenticidad y activismo prometedor en una de las comunidades avileñas, con características de vulnerabilidad.
Además de promover los cantos y bailes de la cultura de sus ancestros también ayudan a los vecinos del terruño en los trabajos voluntarios y en la limpieza y embellecimientos de las áreas, según constató la coordinadora del grupo, Esperanza Daudinot.
Señaló, que también rescataron la artesanía, la cocina, los tejidos y peinados, para lo cual efectúan talleres encaminados a enseñar a la nueva generación.
En la comunidad de Tuero impulsan la incorporación de la mujer a la vida laboral, pues son ellas las encargadas de la venta de artículos manuales y de comida propia de su cultura.
Entre los retos del proyecto está conservar las creencias, hábitos y cultos de la nación caribeña, por su engranaje a la cultura popular y tradicional de Cuba, manifestó Daudinot.
Fanm Zetwal, que significa mujeres estrellas, no solo defiende los toques del tambor mayor, rito legado por sus padres y abuelos, sino también conservan el canto en lenguaje creyol.
El nombre Yambambó se refiere a una voz onomatopéyica creada por el reconocido poeta cubano Nicolás Guillén en uno de sus poemas.
En el batey las familias disponen de un cabildo para sus ceremonias religiosas, un ranchón en el cual celebran las fiestas tradicionales y un yerbero, quien en su parcela cultiva las plantas medicinales que utilizan para curar las dolencias.
La magia profesional de Fanm Zetwal cautivó al catedrático español Antonio Ortega, quien las escogió para la portada de su libro El patrimonio cultural en la provincia de Ciego de Ávila, publicado en Andalucía, España.
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