De acuerdo con la indagación hecha por científicos alemanes y de Dinamarca, datos de pulseras de monitoreo del sueño de 47 mil adultos entre 2015 y 2017 en 68 países indicaron que cada individuo pierde un promedio de 44 horas de sueño al año.
Para fin de siglo las temperaturas subóptimas podrían hacernos perder en promedio entre 50 a 58 horas anuales, dijo Kelton Minor, investigador de la Universidad de Copenhague y autor principal del estudio.
Explicó que cuando la temperatura exterior supera los 30 grados Celsius (°C) las personas malgastan en promedio unos 15 minutos por noche.
“Aunque pueda parecer una pérdida menor, esta disminución podría tener lugar en la etapa del sueño profundo y reparador denominada sueño de ondas lentas, cuya primera fase dura cerca de una hora”, añadió.
Los expertos especificaron que las personas mayores de 70 años pierden cerca de 30 minutos en lugar de 15 con una temperatura similar y las mujeres también se ven más afectadas.
Detallaron que, bajo condiciones idénticas, la temperatura corporal central de las mujeres disminuye más temprano en la noche en comparación con los hombres, posiblemente exponiendo a las mujeres a climas ambientales más altos alrededor de su hora habitual de inicio del sueño.
«También se ha demostrado que las mujeres tienen un mayor espesor de grasa subcutánea, lo que podría afectar la pérdida de calor nocturna», puntualizó Minor.
En general, tanto féminas como hombres para transferir calor, el ambiente circundante debe estar más frío que el cuerpo.
Sobre la diferencia en del impacto en el sueño del calentamiento global, los más pobres vuelven a ser las peores víctimas.
La investigación indicó que los habitantes de países de bajos y medianos ingresos sufren esas consecuencias tres veces más que las naciones ricas debido quizás a la mayor prevalencia del aire acondicionado en los territorios desarrollados.
Sin embargo, aclararon los expertos, no fue posible cuantificar su importancia porque no tenían datos sobre el acceso al aire acondicionado entre los participantes del estudio.
Sobre ello, otra indagación de la Universidad de Harvard midió las consecuencias de una ola de calor en 2016 en sus estudiantes y relataba que aquellos en dormitorios más nuevos con aire acondicionado obtuvieron mejores resultados durante pruebas cognitivas comparados con los que vivían en edificios más antiguos y menos adaptados al aumento de temperatura.
La temperatura global a nivel de la superficie terrestres fue en promedio 1,09 °C más alta entre 2011 y 2020 que entre 1850 y 1900, según el informe de agosto de 2021 del Panel de la Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
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