Rafa, quien celebra su cumpleaños 36, saldrá a la cancha central Philippe-Chatrier del complejo parisino de la Porte d’Auteuil con la historia a su favor, ya que en semifinales de la meca de la arcilla acumula 13 victorias y apenas un revés, ante su archirrival Novak Djokovic el año pasado, aunque tomó desquite aquí el martes en los cuartos de final.
El mallorquín aspira a lograr su decimocuarta corona del Garros en las últimas 18 ediciones, que representaría su título 22 de Grand Slam, para alejarse del serbio Djokovic y del suizo Roger Federer, ambos con 20.
Por su parte, Zverev viene de dejar en el camino del torneo parisino al prometedor español Carlos Alcaraz, y a sus 25 años sueña con la conquista el domingo de la Copa de los Mosqueteros, en lo que sería su primera corona de Grand Slam.
Muy temperamental, el espigado alemán deberá jugar su mejor tenis ante una leyenda viviente del llamado deporte blanco, con la ventaja inicial de que Nadal sufre un problema crónico en su pie izquierdo, el síndrome de Muller-Weiss, y necesitó ocho horas y media para eliminar a Djokovic y antes a la promesa canadiense Félix Auger-Aliassime.
Para la inmensa mayoría de los entendidos, del ganador de la semifinal Nadal-Zverev saldrá el favorito a dominar en la edición 121 del Roland Garros, considerando que ni el noruego de 23 años Casper Ruud, octavo del ranking de la ATP, ni el veterano croata de 33 Marin Cilic (23) tienen un palmarés que impresione.
Los protagonistas de la segunda semifinal merecen el calificativo de sorpresas, porque en esta instancia los pronósticos daban el duelo entre el ruso Daniil Medvedev, segunda raqueta universal detrás de Djokovic, y el griego Stéfanos Tsitsipas (cuarta).
Cilic despidió con soltura a Medvedev en octavos de final, la misma fase en la que Tsitsipas cayó frente al jovencito danés Holger Rune (40), a la postre eliminado por Ruud.
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