El yacimiento se enclava en un territorio considerado por los historiadores como la cuna de los reyes vikingos en las centurias VIII y XII, entre ellos Ragnar Lodbrok, Erik el Sanguinario, Olaf el Santo y Harald Cabellera Hermosa.
El hallazgo incluye unos medallones (conocidos como bracteatos) de gran tamaño decorados con runas, y varias monedas romanas reconvertidas en joyas, una de ellas se remonta al reinado del emperador Constantino el Grande, comunicó la institución.
Al parecer, un vecino de Vindelev aficionado a la búsqueda de metales descubrió el tesoro por casualidad mientras rastreaba con su detector.
En referencia a la cantidad de piezas, que en total pesan aproximadamente un kilogramo, los arqueólogos estimaron que solo un miembro de la élite pudo reunir un botín así.
“Este señor o guerrero decidió enterrar su fortuna, posiblemente para ponerla a salvo de ataques o de una catástrofe, o tal vez la entregó como ofrenda a los dioses para solicitar su favor”, explicaron los expertos en alusión a las costumbres del periodo.
Los motivos que muestran algunos de los objetos tienen relación con gobernantes de la época y temas míticos. Uno de ellos, por ejemplo, representa una cabeza masculina peinada con una trenza y rodeada de runas.
El especialista Morten Axboe comparó en una entrevista de prensa el significado de estos medios con los llamados cuernos de oro de Gallehus, que están entre los más famosos de la historia danesa.
(Tomado de Orbe)