Este deterioro fue mayor en el norte de Europa, donde una fertilidad superior reduce los recursos financieros pero no mejora los sociales, señalaron los autores de la Escuela de Salud Pública Mailman de la Universidad de Columbia, el Centro de Envejecimiento Robert Butler de Columbia y la Université Paris-Dauphine-PS.
“El efecto negativo sobre el funcionamiento cognitivo no es despreciable, equivale a 6,2 años de envejecimiento”, comentó el doctor en Ciencias Eric Bonsang, profesor de economía en la casa de altos estudios francesa.
Comprender las causas que contribuyen a una cognición óptima en la vejez es esencial para garantizar un envejecimiento exitoso a nivel individual y social, particularmente en Europa, consideró por su parte Vegard Skirbekk, catedrático de población y salud familiar en Columbia Mailman School.
Para las sociedades, garantizar la salud cognitiva de la población mayor resulta clave para prolongar la vida laboral y reducir los costos, así como las necesidades de atención médica, añadió por su parte Bonsang.
Los investigadores examinaron muestras representativas de personas mayores de 20 países a partir de la Encuesta de Salud, Envejecimiento y Jubilación en Europa (Share) para ver cómo tener tres o más hijos contra dos afecta el conocimiento en la vejez.
Hasta ahora, aseveraron, la fertilidad recibió poca atención como posible predictor de la cognición en esa atapa en comparación con otras características como la educación o la carrera.
Destacaron varias vías de afectaciones, primeramente porque tener un hijo adicional a menudo genera costos financieros considerables, reduce los ingresos familiares y aumenta la probabilidad de caer por debajo del umbral de la pobreza.
Los padres con más hijos pueden experimentar más estrés, tener menos tiempo para relajarse e invertir en actividades de ocio cognitivamente estimulantes, lo cual puede llevar a la privación del sueño, enfatizaron.
“Dada la magnitud del impacto, los estudios futuros también deberían examinar la fertilidad como un pronosticador junto con los analizados más comúnmente, como la educación, las experiencias ocupacionales, el ejercicio y la salud mental y física”, sugirió Skirbekk.
Igualmente, valorar la falta de descendientes o de tener uno solo en la cognición de la vejez y recabar más información sobre los tipos de interacciones, apoyos y conflictos que ocurren entre padres e hijos, que pueden influir en los resultados cognitivos, concluyó.
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