La afirmación no es del gobierno cubano, ni siquiera de amigos suyos, sino del expresidente de Estados Unidos Barak Obama, quien dijo al reunirse con el entonces presidente Raúl Castro, que no se puede pensar en una relación diferente con las Américas si no resolvemos lo de Cuba y nos ponemos de acuerdo completamente.
Y tal apreciación se ha adueñado de la cumbre organizada por Joe Biden -en aquella época el vicepresidente de Obama- al ser parafraseada por el canciller de México, Marcelo Ebrard, en la reunión ministerial.
Allí planteó la necesidad de una refundación del orden interamericano, porque el actual modelo, que tiene como centro a la desacreditada Organización de Estados Americanos (OEA), está gastado.
El canciller mexicano dijo claro y alto a sus interlocutores que fue un error estratégico excluir de esa presunta Cumbre de las Américas a países de esa región como Cuba, Venezuela y Nicaragua pues.
¿Cómo sería posible sin esas naciones, entrar a una nueva era en las relaciones de los países de las Américas, a buscar una unión verdadera y genuina en beneficio de todos frente a la actual realidad geopolítica?, se preguntó.
Si queremos dar lugar a una nueva etapa, que es supuestamente el objetivo de la cumbre, no se pueden mantener viejas decisiones, como las exclusiones de esta naturaleza o el derecho de intervención selectiva respecto a otros países, expresó.
Ebrard llevó a la disminuida reunión el criterio del presidente Andrés Manuel López Obrador de que hay una nueva realidad geopolítica, quiérase o no, lo nieguen o no, lo acepten o no.
Negarlo, dijo el canciller, es como sostener que el cambio climático no existe. Por tanto, a esa nueva realidad debe corresponder también una nueva estrategia geopolítica y llegar a ella mediante acuerdos para el establecimiento de un sistema diferente al actual.
Y lo que lo impide ahora lograrlo, lo que no permite pasar a un nuevo capítulo, es el bloqueo a Cuba, especificó, su aislamiento, y el aferrarse a políticas e ideas obsoletas de sometimiento, sumisión y hegemonía.
Paralelamente, desde México, y como si estuviera presente en la cumbre, López Obrador respaldó en sus conferencias de prensa matutinas a su canciller al enviar un mensaje directamente y también muy claro a Biden:
No estoy en Los Ángeles porque creo en la necesidad de cambiar la política que se ha venido imponiendo desde hace siglos: la exclusión, el querer dominar sin razón alguna, el no respetar la soberanía de los países, la independencia de cada país.
Y no puede haber Cumbre de las Américas si no participan todos los países del continente americano, dijo el día de inicio de los trabajos de la cita.
Para que no quedaran dudas del mensaje a la Casa Blanca trasladado por Ebrard y hecho público en la reunión ministerial, ayer López Obrador le anunció a Biden que en julio iría a verlo para tratar el tema de la integración de toda América.
Mi planteamiento es que, así como se creó la Comunidad Europea y luego pasó a ser Unión Europea, necesitamos hacerlo en América.
Pero enseguida le aclaró: esto va a significar un cambio en la política, dejar la confrontación, dejar el odio, dejar la amenaza, los bloqueos, el injerencismo y optar por la hermandad, por la política de buena vecindad.
Vamos a tratar todos estos temas con el presidente Biden ya sin esta presión, sin este chantaje de la cumbre, lamentable, vergonzoso; vamos a hablar en julio y vamos también a tratar el tema de la regularización de nuestros paisanos en Estados Unidos.
¿Por qué seguir manteniendo los pleitos de la Guerra Fría? ¿Y la gente? ¿Qué acaso este es un asunto de las cúpulas políticas? ¿Es un caso de ideologías, de dogmas, de fanatismos, de odios?
Ya cambiaron las cosas, dijo el mandatario, vamos a buscar integrarnos, hermanarnos, vamos a buscar complementarnos. Ya no la confrontación, ya no la carga ideológica, ya nos los dogmatismos, ya no los prejuicios, ya no seguir medrando con políticas que afectan a los pueblos.
El decursar de la reunión en Los Ángeles ha constatado la advertencia del presidente Miguel Díaz-Canel cuando afirmó: “estamos conscientes, tenemos la convicción, de que la voz de Cuba se hará escuchar en la IX Cumbre de las Américas”.
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