Tras 11 días en un centro de alto rendimiento, el combinado que dirige el técnico Ricardo Gareca viajó alentado por el calor recibido de al menos 32 mil compatriotas, una pequeña parte de aproximadamente tres millones de peruanos emigrados.
Los peruanos radicados en España y llegados de diversos países europeos llenaron el estadio del club Espanyol, donde el 5 de junio los rojiblancos derrotaron 1-0 a Nueva Zelanda en un tope de fogueo.
El rival tiene un juego caracterizado por la fuerza y la velocidad y fue derrotado por Perú en la primera fase del Mundial de Rusia de 2018 y los comentaristas deportivos señalan que aquella versión de los “socceroos” era mejor que la actual.
Por ese y otros factores, los comentarios consideran que el combinado peruano llega al partido mejor, pero anotan también que el rival tiene indudables virtudes y nadie puede pronosticar con certeza el resultado de una definición en un solo partido.
En Australia, la prensa deportiva se da ánimo para alentar a su equipo con el argumento de que la selección peruana está muy por debajo de las de Brasil, Argentina, Uruguay y Ecuador, que clasificaron directamente al mundial catarí en el torneo clasificatorio suramericano.
El equipo viajó con declaraciones y gestos optimistas, con el ánimo al tope, pero sin triunfalismo.
Previamente, el mediocampista Renato Tapia, uno de los llamados referentes del equipo, dijo que ni él ni sus compañeros se han sentido favoritos frente ningún rival.
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