El Gobierno de Estados Unidos creyó, quizás, que con excluir al país caribeño, negar visas e imponer obstáculos se apagaría su voz pero el resultado fue a la inversa.
Múltiples fueron las expresiones de apoyo a la mayor isla del Caribe en la reunión convocada por el presidente Joe Biden y la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada del 6 al 10 de junio en esta ciudad de California.
La sucesión de intervenciones de los líderes de la región durante el plenario por la inclusión de Cuba dio la medida del respeto ganado, a fuerza de dignidad y resistencia, por el país caribeño.
El reclamo mayoritario fue el del levantamiento del bloqueo, así lo sugirió a su turno el primer ministro de Dominica, Roosvelt Skerrit, quien consideró esa política injusta e irrespetuosa de los derechos del pueblo cubano.
Por su parte, el primer ministro de Bahamas, Philip Davis, apuntó a los daños humanos de ese cerco unilateral y advirtió que “mientras existan estos embargos y bloqueos y sanciones contra Cuba, lo que se logra es perjudicar a la población”.
El presidente pro tempore de la Comunidad de Estados del Caribe, John Briceño, recordó que el bloqueo a Cuba es ilegal y una afrenta a la humanidad; “de hecho, es antiamericano”, apuntó en su intervención.
Mientras el canciller de Antigua y Barbuda, Gaston Browne, criticó a Estados Unidos por incluir a la nación antillana, durante décadas, en la lista punitiva del mercado mundial y de los organismos hemisféricos.
El presidente de Argentina, Alberto Fernández, usó el podio para ratificar que nadie en su condición de anfitrión de estas cumbres tiene derecho a decidir quién asiste o no.
“Ser país anfitrión no otorga la capacidad de imponer un derecho de admisión”, afirmó Fernández, presidente pro tempore de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, al cuestionar la posición de Washington.
Definitivamente hubiésemos querido otra Cumbre de las Américas, dijo el mandatario argentino, quien exhortó a levantar las políticas coercitivas que causan sufrimiento a pueblos de la región.
En ese sentido enfatizó que Cuba soporta un bloqueo de más de seis décadas impuesto en los años de la Guerra Fría y Venezuela tolera otro mientras que una pandemia que asola a la humanidad arrastra consigo millones de vidas.
Otras expresiones de respaldo que trascendieron en la IX Cumbre fue la de Adela Panezo, la activista panameña que renunció como vocera de la Mesa de Gobernabilidad Democrática del Foro de la Sociedad Civil por no ceder a presiones y negarse a suscribir una declaración de condena a Cuba.
Tras ese incidente la profesora, que es coordinadora provincial del Movimiento de Solidaridad con Cuba en Panamá, abandonó ese foro para sumarse a la Cumbre de Los Pueblos, que de forma paralela sesionó en esta ciudad de California.
Pese a los obstáculos del Gobierno de Estados Unidos para impedirlo, la voz de Cuba se escuchará, anticipó Claudia de la Cruz, co-directora de la plataforma The People’s Forum.
No hay un continente americano sin Cuba, Venezuela y Nicaragua, dijo De la Cruz.
A la Cumbre de exclusión de Biden y la OEA respondieron en Los Ángeles con un encuentro de inclusión, diálogo, intercambio y colaboración y Cuba estuvo allí.
Justo este vienes, un grupo de activistas estadounidenses entregó una carta en el Centro de Convenciones de Los Ángeles, donde sesionó desde el pasado 6 de junio hasta hoy la IX Cumbre, en la que reclamaron a la administración Biden el cese de sanciones, exclusiones y bloqueos.
Por cierto, el mandatario minimizó la ola de críticas a esas posturas selectivas de Washington y solicitó a sus invitados en Los Ángeles a centrarse en “problemas serios”.
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