El paro culminó tras un acuerdo la víspera entre el Ministerio de Transporte y los manifestantes que demandaban la extensión de un sistema de tarifas de fletes que garantice sus salarios básicos en medio de la creciente inflación en el país.
De acuerdo con Yonnhap, el gobernante Partido del Poder Popular (PPP) informó que estudiará una ley para ampliar el importe de las cargas, pero solo cuando logre esclarecer las diferencias contenidas en el sistema que regula el trabajo en ese sector, según el líder parlamentario del PPP, Kweon Seong-dong.
La huelga, que duró ocho días, provocó pérdidas valoradas en más de mil millones de dólares a la economía del país.
Los principales consorcios industriales revelaron afectaciones por el retraso en las salidas de productos terminados debido a la interrupción de operaciones de carga.
Hyundai Motor Co., el mayor fabricante de automóviles del país; Posco, el regente de la siderúrgica surcoreana; la Asociación de la Industria Petroquímica y empresas cementeras, reportaron serias dificultades en sus producciones como consecuencia de la huelga.
El Puerto de Busan, el más grande de Surcorea, confirmó una considerable disminución de la entradas y salidas de contenedores en los últimos nueve días.
Los camioneros detonaron la huelga motivados por los altos precios del combustible, que afirmaron degradan notablemente sus condiciones de vida y la de su familia.
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