Lumumba fue asesinado en una conjura en la cual se coaligaron el sargento Joseph Mobutu, el caudillo Moïse Tshonmbé y cascos azules de la ONU, cuando se desempeñaba como primer ministro tras la proclamación de la independencia de Bélgica y dado claros indicios de su vocación independiente.
Mobutu devendríá dictador del Congo, rebautizado Zaire, y acumularía una fortuna de varios cientos de millones de dólares; su participación en la conjura contra la independencia de Angola debilitó su régimen que se desplomó en 1997.
Las imágenes de la vejación, torturas y humillación de Lumumba dieron la vuelta al mundo y aún hoy, 61 años después, conmueven a la humanidad.
El molar de Lumumba fue autenticado en fecha reciente en Bélgica cuyas autoridades decidieron entregarlo a sus familiares quienes planean devolverlo a la República Democrática del Congo.
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