Los miembros del bloque integracionista debaten sobre las posibilidades de acelerar el proceso de adhesión de Ucrania y Moldavia al bloque, pero por otra parte países como Serbia, Macedonia del Norte, Montenegro y Albania esperan por esa opción desde hace años.
En esta jornada el Parlamento Europeo (PE) instó al Consejo comunitario a reconocer a los dos primeros como candidatos a ingresar a la UE.
Esta decisión equivaldría a mostrar liderazgo, determinación y visión, afirmaron los eurodiputados que en cantidad de 529 aprobaron la resolución.
Pero analistas consideran poco probable el consenso todos los miembros del bloque comunitario, necesario para aceptar una vía rápida que permita a los aspirantes obtener el estatus de candidato.
La cita de extenderá hasta mañana y está marcada por el escepticismo de los países balcánicos quienes aspiran también desde hace años a adherirse al mecanismo integracionista.
Antes de la cumbre, Bulgaria anunció su veto a la integración de Macedonia del Norte y Albania, en tanto Serbia rechazó cualquier intento de chantaje desde la UE.
En ese contexto los representantes de los Balcanes Occidentales expresaron impaciencia ante el demorado proceso y advirtieron a Ucrania que no alimente «ilusiones» de un camino rápido, según divulgó la prensa local.
Macedonia del Norte es formalmente candidato a la adhesión desde 2005, Montenegro obtuvo esa condición en 2010, Serbia en 2012 y Albania desde 2014.
Pero su proceso se encuentra en un punto muerto ante el veto de Sofía por cuestiones históricas y culturales.
En un contexto signado por el conflicto bélico en Ucrania y los efectos de las sanciones impuestas contra Rusia, los eurodiputados reconocieron que «no existe una vía rápida para la adhesión y que esta sigue un proceso estructurado y basado en el mérito”.
No obstante, instaron al Consejo comunitario a reconocer a los nuevos aspirantes como países candidatos a integrar el bloque.
De su lado, el ministro serbio del Interior, Aleksandar Vulin, criticó lo que denominó “políticas de doble rasero” del bloque integracionista.
Antes del inicio del conflicto, la UE hablaba de Ucrania como de uno de los países más corruptos en Europa y ahora lo declaran aspirante, afirmó en su momento Vulin, quien esta semana rechazó cualquier intento de chantaje desde la UE, en alusión a un cuestionamiento de la presidenta del ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen.
De esa postura la mayoría de los países del bloque no pueden presumir, expresó un comunicado del gobierno de esa nación balcánica que mencionó “numerosas presiones y ultimátum” sorteados por Belgrado a lo largo de su historia.
Quién nos garantizará que no se nos exija armar a Ucrania y que seamos parte de un conflicto que lamentamos profundamente y del que no somos ni queremos ser parte, expresó Vulin en respuesta a los pronunciamientos de la presidenta de la Comisión Europea sobre la posición de Belgrado de no apoyar las sanciones del ente comunitario contra Moscú tras el operación lanzada por el Kremlin en la región rebelde del Donbass.
Los queremos en casa, pero para eso necesitamos pruebas claras de que comparten nuestros valores, como el Estado de derecho y la democracia, dijo por su parte Von der Leyen.
El escepticismo de los balcánicos, la reticencia de Bulgaria y la crisis económica son el sustrato del debate que reúne hoy y mañana aquí a líderes comunitarios para definir si se viabiliza el proceso de expansión del bloque en medio una coyuntura compleja en el entorno regional.
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