El centro capitalino, uno de los principales escenarios de las manifestaciones, amaneció tranquilo y con poco movimiento de personas, después de una jornada en la que la violencia policial y del ejército provocó el desalojo de los movilizados de la Casa de la Cultura, utilizada para las reuniones del movimiento indígena.
La víspera, uniformados irrumpieron en el ágora de la instalación cultural con gases lacrimógenos, mientras cientos de representantes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) realizaban una asamblea para definir los próximos pasos hacia un diálogo con el Gobierno para resolver el conflicto.
Varios videos en las redes sociales dieron cuenta de personas lesionadas y con signos de asfixia como resultado de esas acciones, que obligaron a dejar la institución y avanzar hacia otros puntos, considerados zonas de paz y asistencia humanitaria, como la Universidad Central del Ecuador.
La represión contra quienes protestan, ocurrió poco después de anuncios del ministro del Interior Patricio Carrillo, y del presidente de la república, Guillermo Lasso, sobre permitir el uso progresivo de la fuerza para reprimir las movilizaciones.
En su intervención, Lasso también denunció supuestos intentos de derrocar al Gobierno y responsabilizó a Leonidas Iza, presidente de la Conaie, y a grupos que tildó de criminales infiltrados, que ocasionaron desmanes durante las marchas.
En medio de esa situación, el líder indígena rechazó la acusación y aseguró que el paro continúa y no abandonarán Quito, centro de la lucha popular contra el precio de los combustibles, la inseguridad, la minería ilegal y por presupuesto para la educación y la salud, generación de empleos y atención a los pequeños agricultores, entre otros reclamos.
“Vamos a organizarnos para poder establecer una asamblea y de manera pacífica, controlar todas las formas que intenten desequilibrar nuestras luchas. Necesariamente vamos a retomar y continuar”, afirmó.
Datos de organizaciones defensoras de los Derechos Humanos dan cuenta de seis muertos en el contexto de las protestas y más de un centenar de heridos, como resultado de la represión policial y del ejército, así como de decenas de detenidos.
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