El ágora de la Casa de la Cultura, militarizada por la policía a una semana de las protestas nacionales y recuperada por los pueblos y nacionalidades tres días después, fue centro de un festival cultural que reunió a manifestantes y pueblo quiteño.
«Fue un momento para mostrar que Ecuador es uno solo y juntos debemos andar, en vez de guerrear y dividirnos», aseguró a Prensa Latina un joven indígena de la provincia Bolívar, sumado al paro desde el 13 de junio último, cuando inicio el levantamiento.
El Festival de la Resistencia constituyó un mecanismo diferente para ratificar el carácter pacífico de la lucha indígena y de los sectores sociales contra el alto costo de la vida y las políticas de carácter neoliberal aplicadas por el Gobierno del Presidente, Guillermo Lasso, en un año de gestión.
Banderas de Ecuador y Whipala (originaria de pueblos andinos) engalanaron el evento, en el que muchos de los asistentes grabaron videos y tomaron fotos para mostrar la sonrisa de esperanza colectiva.
Primaron las danzas, grupos musicales y solistas, entre ellos Leonidas Iza, presidente de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie).
El festival fue además una forma de recordar el Inty Raymi, celebración de los pueblos indígenas para dar la bienvenida al solsticio de verano, que marca el final y el comienzo del año agrícola, conmemorado por estos días.
Desde allí se emitió un mensaje al país: si piensan que los políticos neoliberales van a imponer sus intereses, van a encontrar a este pueblo con rebeldía, en resistencia y con dignidad.
Mañana seguirá la lucha por resultados, como sostienen los movilizados, en espera de respuestas gubernamentales a 10 puntos que buscan el beneficio colectivo en educación, salud, precios de combustibles y la canasta básica, seguridad, créditos, respeto a los derechos colectivos y otros temas alejados de la agenda neoliberal.
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