Dijo que debido a los acontecimientos recientes —en clara referencia a la operación militar rusa en Ucrania—, muchos de sus proyectos internacionales fueron suspendidos a causa de las sanciones extranjeras, pero subrayó que “nos mantenemos positivos”.
Explicó que la directiva de la Sociedad ya está en conversaciones con contrapartes y agencias de representación musical de países que no se han unido a la guerra de “cancelación cultural contra Rusia”.
Shestakov se manifestó esperanzado en que la diplomacia cultural ayude a construir puentes con los países que antes fueron solidarios con este país y ahora se proyectan de una manera hostil.
Destacó que en estos momentos gestiona con la ciudad italiana de Verona proyectos de colaboración artística.
“Actualmente estamos en negociaciones con nuestros colegas italianos. No hay prohibiciones de ningún tipo. Se siente un completo entendimiento mutuo y un deseo a cooperar”, resaltó.
Además de las esferas de la economía, el comercio, las finanzas y las comunicaciones, las sanciones antirrusas también impactaron en el deporte y la cultura.
En el caso de la música, muchos teatros europeos y estadounidenses rescindieron contratos con autores e intérpretes de este país, así como excluyeron de su programación las obras de compositores de Rusia, lo que provocó reiterados llamados del Kremlin a no fomentar el odio y la rusofobia.
mem/mml